No se ha podido. Las personas que han vivido de cerca la carrera futbolística de Luis Sandoval le reconocen un enorme talento y que es “una persona con carisma”, que cae bien en todos los grupos, que bromea constantemente con sus compañeros y “se hace querer”, pero no ha logrado gambetear la pesadilla que le está frustrando los sueños: el licor.
“Tiene una adicción”, aseguró a AL DÍA alguien que lo conoce muy bien como jugador y ser humano, que prefiere mantener su nombre en reserva. “La verdad es que necesita un tratamiento contra el alcoholismo”, apunta otra persona que ha hecho parte del entorno deportivo del delantero de 23 años de edad.
Desde que se convirtió en futbolista profesional al llegar al Barranquilla FC, Sandoval ha estado recibiendo consejos, oportunidades y ayudas para que supere las tentaciones y se enfoque de lleno en dar rienda suelta a sus condiciones en la cancha.
Sin embargo, hasta ahora, todo ha resultado infructuoso. Cuentan las fuentes consultadas que ‘el Chino’ había venido trabajando su problema con Laionell Polo, psicólogo del Barranquilla FC y Junior.
Con el apoyo de la madre y de la esposa, con quien tiene un niño, los dos clubes trataron de conducir a Luis Sandoval por un camino correcto. Lo mudaron de Soledad al norte de Barranquilla tratando de que hallara un nuevo ambiente. Se habló con su entorno familiar y hasta con sus amigos de la infancia de la necesidad que existía de que se comprometieran a respaldarlo y a alejarlo de situaciones inconvenientes.
“Desde que llegó al Barranquilla FC se ha hecho todo lo posible por salvar su carrera”, dijo una de las fuentes.
Después de protagonizar varios actos de indisciplina en el Barranquilla FC y en el Junior, uno de los cuales lo tuvo detenido una noche en la carceleta de la Unidad de Servicios Especializados en Convivencia Ciudadana y Justicia (UCJ) en julio de 2020, en plena pandemia, se trató de que cambiara de aire y renovara sus metas al enviarlo al Fortaleza, de la Primera B, en el segundo semestre de 2021.
Ahí mostró mejoría deportiva y parecía enrutarse por el sendero del gol. Incluso le surgió la oportunidad de volver a la primera división con Águilas Doradas en el comienzo de 2022.
Águilas dejó de alinearlo y lo pretendía ceder a préstamo a Llaneros FC en el segundo semestre de 2022. En ese momento apareció el Barranquilla FC para solicitarlo y tratar de rescatarlo de nuevo, bajo las órdenes de Arturo Reyes, el técnico que lo dirigió en la cita mundialista juvenil, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla-2018, Juegos Sudamericanos Cochabamba-2018, Torneo Sudamericano Ecuador-2019 y Preolímpico Colombia-2020.
La apuesta resultó buena. Sandoval se recuperó futbolísticamente en esos seis meses en el ‘Quilla’ y en el comienzo de 2023, cuando Reyes llegó a Junior, se volvió a vestir de rojiblanco. Era una oportunidad para despegar por fin y procurar volar a otras latitudes.
Hernán Darío Gómez le estaba brindando continuidad y confianza para que aprovechara y la rompiera. Pero la juerga y el licor nuevamente se atravesaron en el camino.
“Tiene una adicción como la tiene una persona que le gusta el dulce. Por mucho que resista, llega el momento que no aguanta, cae ante la tentación y peca. Necesita una ayuda superior a la que Junior y Barranquilla le han tratado de brindar”, concluyó una de las fuentes.
“Lo primero es que él mismo reconozca que tiene un problema y acuda en busca de ayuda especializada”, agrega otra de las personas consultadas.
Durante este semestre, Junior intentó persuadir a Sandoval para que aceptara un proceso de rehabilitación más específico y certero. Falló a la primera cita.
Entre el domingo y el lunes pasados reincidió en sus actos de indisciplina. Una vez más su pesadilla frustra sus sueños.
Se creía que había sentado cabeza y sus episodios de indisciplina habían llegado a su final. No obstante, a los dos meses el delantero que jugó un Mundial Sub-20 (Polonia-2019) otra vez empezó a dar de qué hablar por cuestiones extrafutbolísticas.