El perrito 'gambetea' ante el intento de control de José Enamorado
El perrito 'gambetea' ante el intento de control de José EnamoradoJhonny Olivares
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Le salieron varios dueños a 'Junior', el perro que invadió el Metropolitano

El animal ha sido protagonista en los últimos partidos del equipo en condición de local.

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Fue una de las figuras del partido. Se notó más que varios jugadores. Gambetea tanto como José Enamorado. Sacó más sonrisas que el empate 1-1 ante Envigado. No es un tiburón, pero lo ‘bautizaron’ ‘Junior’.

Se trata del perro que invadió el gramado del estadio Metropolitano, al minuto 48 del partido entre ‘Tiburones’ y ‘Naranjas’, el sábado anterior en la jornada 16 de la Liga. El can, que ya había demostrando sus dotes futboleros y juguetones en el compromiso de Copa Libertadores ante Universitario, el miércoles anterior, reapareció con su andar alegre y su imparable rabo para interrumpir el cotejo durante 90 segundos.

¿A dónde se lo llevaron?

“¡Ooole! ¡Ooole! ¡Ooole!”, gritaron al unísono desde las graderías cada vez que el canino esquivaba a los jugadores que trataban de sacarlo de la cancha.

Parece que ‘Junior’ quería probar nuevamente el sabor de entrar a una cancha y robarse las miradas de todos. Por eso mordió un balón y salió muy orondo a buscar con quien jugar. Enamorado lo detuvo, le quitó el esférico y lo lanzó hacia un costado para ir sacándolo, pero el ‘dog’ recuperó la pelota y contraatacó, pensando que era el juego que le estaban proponiendo.

Wálmer Pacheco le hizo una férrea marca y lo despojó de la redonda. El lateral derecho la lanzó cerca de donde se ubicaba el técnico Arturo Reyes, que prefirió no interceder en nada. Ahí intervino uno de los muchachos de la logística atrayendo al animal como si el balón fuese un imán.

Lo dirigieron hacia los corredores que conducen a los camerinos y posteriormente lo llevaron a uno de los palcos de occidental, donde permaneció tranquilo.

Le aparecieron varios 'dueños'. 

Al final del partido, Elania Redondo, secretaria de Gestión Humana del Distrito, se lo llevó a una clínica veterinaria donde lo examinaron y lo alimentaron. Los especialistas calculan que tiene tres años de edad.

La idea, según explicación del equipo de comunicaciones de la Secretaría de Deportes del Distrito, es conseguirle un hogar apropiado para que pueda tener una vida como mascota y no ande suelto de madrina con sus travesuras perrunas en el ‘Metro’.      

La cuestión es que le han aparecido varios dueños al animal. En una historia en una cuenta personal de Instagram de una integrante del equipo de comunicaciones, una señora y un hombre reaccionaron asegurando que el can les pertenece.

Se busca hogar a Junior, le gusta el fútbol y entrar a la cancha del Metro”, dice el post.

La señora asegura que el perro es de ella y que se le había escapado, mientras el hombre cuenta que él tenía el perro en su poder, pero lo cedió a una familia porque no lo podía mantener.

¿Cómo se coló en la cancha?

El perro se coló en los partidos de Junior contra Universitario y Envigado a través de la puerta de maratón, por donde ingresan las ambulancias, carros de la policía y personal de emergencia y logística.

Afortunadamente resultaron partidos ‘pet friendly’, como relató jocosamente un narrador brasileño durante su transmisión del choque entre rojiblancos y cremas a través de Espn Brasil.

Los jugadores fueron amigables con el sabueso y no lo maltrataron, a diferencia de lo que hizo el panameño Luis Moreno con una lechuza, el 27 de febrero de 2011, durante un encuentro entre Junior y su equipo, el Deportivo Pereira.

El zaguero le propinó una patada al ave y generó el repudio de toda la afición rojiblanca y de los animalistas de todo el país. Su reprochable acción provocó una lluvia de críticas, una sanción de la Dimayor y una multa del Departamento Técnico Administrativo de Medio Ambiente de Barranquilla, Damab.

"Ha sido de mala suerte"

Aunque la mascota oficial de Junior es un tiburón, en la historia del club han sido protagonistas otros animales como los miuras, una especie de toro bravo y de estirpe. Así apodaban al equipo en sus inicios por el carácter de sus jugadores.  

Las lechuzas, que en distintas épocas del pasado aparecían esporádicamente en el Metropolitano porque algunas vivían en la oscuridad debajo de las tribunas, eran consideradas de buena suerte por los fanáticos ‘cabaleros’, y varias veces, cuando sobrevolaban el escenario o se posaban sobre los arcos, Junior se repuso de un marcador adverso.

Las dos apariciones del perro han sido relacionadas por algunos aficionados, los supersticiosos, y los que solo quieren sacarle un lado bromista a la situación, como infortunadas porque Junior no pudo con Universitario ni Envigado y no pasó del empate 1-1 en ambos juegos.

Lo que sí es seguro es que Junior se complicó la vida en la Liga y, tal vez, en la Copa Libertadores, con esos resultados tan perros en casa.

Ojalá solo sea un bache y Junior se vuelva el mejor amigo del triunfo, como lo es el perro del hombre.

 

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