Hoy Junior debería estar jugando la primera de dos finales de Liga Águila ante Santa Fe en Bogotá, vistos los resultados de cuartos y semifinales. Barranquilla, a su vez, se estaría preparando para el juego final en el Metro el próximo domingo.
Hoy debió haber sido un día diferente para el Juniorismo en general, pero no fue así. Junior fue montado para jugar tres finales. Solo pudo ganar una y en las otras dos no alcanzó a entrar a esa instancia. Para entonces, el camerino ya estaba vuelto añicos. Digo esto basado en los acontecimientos de los que todo el mundo hablaba, pero que no habían sido certificados.
Lamentablemente todo lo hablado por el periodismo en las redes y en radio fue cierto. Teo Gutiérrez fue más allá de simples imprudencias y acabó no solo con la unión del plantel, sino que puso en riesgo la estabilidad de la familia de Ovelar, e hizo que James Sánchez se separa de su esposa.
A partir de entonces la tormenta fue la acompañante permanente de un Junior que se fue desmoronando poco a poco a medida que las tensiones aumentaron. Hubo reunión de Comesaña, Ovelar y Teo con Fuad y Antonio Char, que el mismo Gutiérrez hizo estéril con la sentencia de “si el problema soy yo, entonces me voy”. Lo de Teófilo fue más allá. Eso lo sabe el plantel.
Reuniones como si fuera el capitán, ofensas y hasta “multas” por llegar tarde cuando era conocido que el que más llegaba tarde era él. Lástima que lo construido se hubiera derrumbado por el comportamiento megalómano de Teófilo Gutiérrez. Esa fue la verdadera causa. Que no fueron los rivales los que vencieron al Junior sino el comportamiento conocido y repetitivo de un jugadorque debiera buscar ayuda profesional. Todos estaríamos gozando con el Junior de Comesaña. Hoy deberíamos estar jugando la finalísima de la Liga. Teófilo pudrió todo…