Se rumora en las calles, en corrillos periodísticos y el mundo del fútbol que algunos jugadores no le quieren caminar al profesor Alberto Gamero. El runrún aumenta con cada partido de Junior y hasta Fuad Char deja una estela de dudas: “Veo jugadores torpes, cansados”.
Quizá lo que quiso decir Fuad es que se nota que algunos elementos no quieren esforzarse, que están parados. Porque es inexplicable que mientras Enrique Serje y Alexis Pérez — más allá de sus errores— dejan el alma hasta el último minuto, otros vuelvan ‘trotandito’ a cubrir el puesto, marquen de vista y solo amaguen con ir por el balón y lo dejen pasar.
Algo huele mal en el camerino de Junior y el hedor ha empezado a notarse. Michael Rangel no fue convocado contra Envigado por disposición técnica, anotó un gol el domingo ante Huila y su celebración fue un reto: de espaldas al banco técnico, señalando el número de la camiseta.
Recuerdo que hace poco tiempo, cuando Alexis Mendoza dirigía el equipo y era objeto de críticas, los jugadores celebraban los goles con él, abrazándolo, respaldándolo. Tenía ascendencia en el grupo, Gamero parece no tenerla.
La semana pasada Pecoso Correa, líder del camerino,espetó al periodista Rosember Anaya porque este le preguntó a Gamero si había molestia en los jugadores por los entrenamientos a doble jornada. La información no se le inventó el comunicador, se la hizo saber una fuente. Si es así, si están sindicalizados, que salgan los líderes del equipo y lo digan. Pero no sigan exponiendo al técnico ni avergonzando a la hinchada