La muerte de la patrullera de la Policía NacionalMaría Alejandra Guerrero Montiel, de 22 años y oriunda de Hatonuevo, La Guajira, reportada la madrugada del pasado lunes 28 de abril en el conjunto residencial Vipa Azul de Caribe Verde, de Barranquilla, continúa bajo investigación y con marcadas diferencias en las versiones sobre lo ocurrido.
Mientras la familia de la joven y organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres insisten en que el caso sea investigado como un posible feminicidio, las pesquisas iniciales se centran en una caída desde la ventana de un apartamento en el quinto piso de la torre 14.
Esta circunstancia ha llevado a considerar hipótesis como el suicidio o un accidente relacionado con un supuesto sonambulismo.
Familiares de la patrullera han desestimado firmemente estas últimas posibilidades. En diálogo con AL DÍA, Ángel Ortiz, tío de María Alejandra, enfatizó el profundo deseo de su sobrina de ser policía y su motivación para superarse y ayudar a su familia.
La describió como una joven alegre, carismática y enfocada en sus estudios de Administración de Empresas, inspirada por los logros de su hermana mayor, también policía.
Ortiz refutó la versión del sonambulismo, asegurando que María Alejandra nunca presentó episodios de este tipo, ni siquiera durante su formación policial.
Asimismo, afirmó que la joven no tenía historial clínico que sugiriera trastornos del sueño ni motivos para quitarse la vida. El familiar expresó su desacuerdo con cualquier insinuación en ese sentido, mencionando a un miembro activo de la Policía que habría sugerido tal hipótesis.
Dicho uniformado es el subintendente Andrés Alfonso Castro Gómez, quien acompañaba a la patrullera la noche de los hechos en el apartamento 504 y fue, al parecer, la última persona en verla con vida.
Según la información disponible, el subintendente Castro Gómez sigue en servicio activo y, hasta el momento, no hay elementos probatorios que lo vinculen directamente como sospechoso del fallecimiento.
La Fiscalía General de la Nación avanza en la investigación para esclarecer las circunstancias precisas de la muerte. Un documento clave en este proceso es el informe de necropsia del Instituto Nacional de Medicina Legal, practicado horas después del deceso.
El acta revela que la patrullera fue trasladada al centro asistencial sin prendas de vestir ni ropa interior, envuelta en sábanas, y que presentaba, además de los severos traumas por la caída, un hematoma en el brazo izquierdo y una herida circular superficial en la espalda, descrita como causada por un objeto cortopunzante, pero que no fue la causa de la muerte.
El informe forense concluye que la muerte de María Alejandra Guerrero Montiel se produjo a consecuencia de la caída. El examen interno evidenció politraumatismos contundentes en cabeza, tórax y abdomen, resultando en trauma craneoencefálico, trauma toracoabdominal, hemorragia y edema cerebral, laceraciones pulmonares y viscerales, y fracturas costales.
Medicina Legal dictamina la muerte como violenta, dejando en manos de la autoridad judicial la determinación de si la caída fue voluntaria o forzada.
Fuentes allegadas a la investigación le han reiterado a AL DÍA que las pruebas técnicas descartan una muerte por proyectil de arma de fuego, confirmando que el fallecimiento se debió a la caída desde altura.
El eje central de la investigación ahora se concentra en establecer si esta caída fue producto de una decisión personal, un accidente o si fue forzada.