Raphael “sigue siendo aquel que siempre vuelve a levantarse”, también después de la pandemia, y que, como dice la canción, “ama con la fuerza de un loco” a su público, con el que este domingo se reencontró en Barcelona.
Lo ha dicho el director del Festival Jardines Pedralbes, Martín Pérez, antes de empezar el concierto: “Raphael es de otra dimensión”, y es que sólo alguien así puede convertir un concierto con 1.800 personas en el reencuentro de dos enamorados.
Así se han sentido esta noche Raphael y su público, como dos enamorados a los que se les ha erizado la piel cuando han sonado los primeros acordes de Yo soy aquel y ha aparecido sobre el escenario este artista de 78 años, que desde el pasado mes de noviembre intenta celebrar su 60 aniversario sobre los escenarios, pero que hasta ahora no ha podido retomar la gira que inició en el Wizink Center de Madrid, por las restricciones impuestas por la covid.
Esta vez sin polémicas, el divo de Linares ha actuado al aire libre, ante un público que ocupaba el 70 % del aforo y que no se quitó en ningún momento la mascarilla para que la velada no pudiera quedar enturbiada por las críticas, como pasó en Madrid hace medio año.
Uno de los temas que interpretó fue Ave Fénix, una canción con un significado especial tras la pandemia, porque el reencuentro de este fin de semana no ha sido sólo el del artista y su público, ha sido también el del artista y su público con la música en directo, los festivales de verano y esos placeres de la vida que este último año y medio han sido tan escasos.
Realmente, el oasis de los Jardines de Pedralbes ha logrado transmitir esta noche la mágica sensación de que el peligro ha pesado, y realmente, aunque la pandemia todavía no está vencida, para muchos de los presentes si lo está porque, atendiendo a la edad media del público, el porcentaje de personas vacunadas era alto.
Raphael atrae seguidores de todas las generaciones, pero los más mayores lo son tanto que la media sube rápidamente y es una alegría escuchar entre el público a una octogenaria que le dice a su marido “fíjate, ayer estaba malísima y ahora nada”.
Un reencuentro como éste merece una fiesta por todo lo alto, así que Raphael, que ya de por si es de los que hace las cosas a lo grande, se ha rodeado para la ocasión de 13 músicos, ha preparado un repertorio lleno de grandes éxitos y ha cantado sin descanso durante más de dos horas.