¿Qué Pasa?

La verdadera historia detrás de ‘Las notas de Juancho Rois’

Las historias del vallenato tienen la magia de interpretarse de manera natural que pasados los años no pierden su encanto.

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Las historias del vallenato tie­nen la magia de interpretarse de manera natural que pasados los años no pierden su encanto, sino que aparecen vestidas con las mismas notas y el sentimiento en­vuelto en el alma del folclor.

De esta manera una vez Diomedes Díaz Maestre le pidió un favor a Juan Humberto Rois Zúñiga, y era que le llevara una razón a la joven venezo­lana de nombre Edis, a quien le iba a entregar en corto tiempo su corazón.

Aquel favor lo pidió Diomedes a Juancho cuando corría el año 1990, y hasta lo hizo público en medio del jeroglífico de la canción 'Las notas de Juancho' y lo adornó exaltando a su amigo.

De lejos muy lejo’ un acordeón

de notas muy lindas yo escuchaba

y por esa nota acentuada

yo dije enseguida es Juancho Rois.

LA MUJER DE LA RAZÓN

Han pasado 27 años de aquella pa­rranda donde Diomedes le solicitó a Juancho llevarle una razón de entre­ga inmediata a Edis, utilizando la vía de Adriana, un amor que el acordeo­nero tenía en Barranquilla.

Compadre hágame un favor

yo sé que se va mañana

hágalo por vía de Adriana

y me lleva esta razón,

me le dice a Edis que en estos días

le voy a entregar el corazón.

Soberana misión tuvo Juancho Rois para llevar ese recado amoroso que tenía las palabras precisas y el sentimiento a toda vela. Lo cumplió y al poco tiempo Diomedes pudo, en vivo y en directo, llevar a la realidad la mencionada promesa que conllevó darle rienda sueltas a los deseos del cuerpo, y el compromiso de regresar cuando la vía estuviera despejada.

Adriana y Edis dieron motivos pa­ra que Juancho y Diomedes mantu­viesen una relación de compinches donde la inspiración de ambos dio frutos de hermosas melodías que envolvían un romance de dos grandes amigos con dos esbeltas mujeres.

El epicentro de esta historia de amor de Diomedes y Juancho fue Barranqui­lla, donde Edis y Adriana, así sin ape­llidos, hicieron parte durante mucho tiempo de los recreos del corazón de ‘El Cacique de La Junta’ y ‘El Fuete’.

Esa comunión de los dos amigos y compadres llegó hasta el 21 de noviem­bre de 1994, cuando Juancho Rois mu­rió en un accidente de aviación en El Tigre, Venezuela, al lado del bajista Rangel ‘el Maño’ Torres y el técnico de acordeones Eudes Granados.

A Diomedes lo criticaron porque no fue al sepelio de Juancho, pero él acu­diendo a su sabiduría natural expuso una razón de peso y confesó que no estuvo porque quiso hacerse a la idea que estaba viajando lejos. “Está, con Dios allá en el cielo, sentado con el pa­dre a su diestra, en cambio, en el ce­menterio, me mata la tristeza”.

DOS GRANDES AMIGAS

Edis y Adriana siguen siendo gran­des amigas y cada una definió su fu­turo sentimental, pero en sus almas están viviendo sin pagar arriendo el cantante y el acordeonero, esos mis­mos que osadamente las encerraron durante varios minutos en una can­ción para en el propio pentagrama auscultar las locuras del amor.

La historia de la canción no tuvo un final feliz porque tanto Juancho co­mo Diomedes, regresaron al redil del amor sincero y aquello quedó en el baúl de las aventuras.

El tiempo ha pasado, pero para Edis y Adriana, el recuerdo no ha envejecido. Se volvieron a encontrar hace dos años y decidieron visitar en Valledupar y San Juan del Cesar, las tumbas de los artistas para llevarles flores y en silencio darles las gracias. Unas gracias porque el can­to de Diomedes y las notas de Juan­cho les alegraron el corazón infini­dad de veces.