"No te me acerques mucho, porque qué tal que ganes y después digan que te di el premio por ser un Buendía”.
Las palabras del entonces recién galardonado Nobel de Literatura Gabriel García Márquez se quedaron grabadas indeleblemente en la memoria de Julio Rojas, el virrey vallenato fallecido, a los 56 años, en la madrugada del pasado lunes 20 de junio en su casa de la calle 69 con carrera 38B, barrio El Recreo, en Barranquilla.
'Gabo' le había hablado en el oído, en respuesta a su sigilosa presentación, en una fiestael concursante.“Maestro, mucho gusto, yo soy Julio Rojas Buendía, y soy participante en la categoríaprofesional”, le había dicho.
Julio Rojas y Gabriel García Márquez tejieron una gran amistad | Foto: Archivo
Era la antesala del Festival Vallenato de 1983, y Julio Rojas, nacido el 29 de julio de 1959 en San Agustín, corregimiento de San Juan de Nepomuceno (Bolívar), iba por la corona luego de tres intentos infructuosos.
En 1980 estuvo cerca de ascender a la cúspide, pero debió resignarse con el segundo lugar, detrás del ‘Debe’ Elberto López.
Al año siguiente volvió a ocupar el segundo lugar en el certamen que fue ganado por Raúl ’Chiche’ Martínez, y en 1982 ocupó el tercer puesto. La corona quedaría en poder de Eliécer Ochoa.
La consagración de Julio Rojas sería en 1983, en su cuarta participación consecutiva.Además del autor de Cien años de soledad, entre el jurado calificador estaban el en ese entonces codirector del diario El Tiempo Enrique Santos Calderón, el connotado compositor Leandro Díaz, el Rey Vallenato Miguel López y el eminente abogado Rafael Rivas Posada.
A la postre, el indiscutible triunfador del certamen sería Julio Rojas gracias a su fina y remozada nota, que le permitió pasar por encima de ilustres digitadores de la talla de Orangel ‘El Pangue’ Maestre, Egidio Cuadrado, Nafer Durán, Ovidio Granados y Emilio Oviedo. Lo acompañaron Danny Castilla, en la caja, y Ramón Bertel, en la guacharaca.
Ocho días después, una llamada telefónica sorprendería al nuevo Rey, en su casa en Barranquilla. Mercedes Barcha estaba al otro lado de línea, y le dijo que esperara un momento, que Gabo le iba a hablar.
“Mi sorpresa, alegría e intriga fueron inmensas: Gabo me había llamado para darme las gracias. Pero… gracias por qué, maestro, le pregunté. De inmediato me respondió que yo le había quitado un peso de encima al jurado al tocar muy bien en la final, y así salir del embrollo que tenían en la cabeza con tanto acordeonero bueno participando. “Con tu faena facilitaste nuestro trabajo, pues a nosotros nos convenció de que eras el mejor, y el público quedó contento””, recordaba Julio Rojas, que le dijo García Márquez.
“A partir de ese triunfo no solo nació una bella relación de amistad con Gabo, sino que además me convertí en su acordeonero predilecto. No fueron pocas las veces que animé parrandas en su casa, en Cartagena”, me dijo Julio Rojas hace no menos de 15 días, cuando planeábamos esta nota para publicar en la antesala del Festival Distrital de Acordeón que este año la Fundación Fesdimac organizó como un merecido homenaje a su carrera profesional.
También fue eliminado
Julio César Rojas Buendía participó en la primera edición del Festival Rey de Reyes de Valledupar, en 1987, pero sus aspiraciones no pasaron de la semifinal. Los lauros se los llevaría Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza.
Intentó ganar de nuevo en 1993 en Valledupar, pero los integrantes del jurado calificador determinaron descalificarlo porque su cajero subió a la tarima con una caja con un parche de radiografía, lo que iba contra los cánones del Festival.
Aprendió la lección y regresó al año siguiente acompañado por el cajero Luis Reyes y el guacharaquero Edwin Machuca, y ganó por segunda ocasión el Festival Vallenato. Sus oponentes en la finalísima fueron Ciro Meza y Fredy Sierra, segundo y tercero, en ese orden respectivo. Con ese triunfo, Julio Rojas se constituiría en el segundo acordeonero profesional, después de Alfredo Gutiérrez, en ganar en más de una ocasión el Festival Vallenato en su edición ordinaria, es decir, sin incluir el Rey de Reyes.
Julio rojas al lado de Poncho Zuleta, el artista que más admiró dentro del vallenato | Foto: Archivo
En la discografía de Julio Rojas se destacan trabajos con Ricardo Maestre, Miguel Herrera, Joaco Pertuz, Enaldo Barrera, ‘Diomedito’; con Juan Piña, Lizardo Bustillo, Gustavo Bula, y con Poncho Zuleta. Con Ricardo Maestre, oriundo de El Difícil (Magdaena), ya fallecido, dejó dos versiones muy bien logradas de Pena y dolor, de Alejandro Durán; y La muerte de Eduardo Lora, de Andrés Landero.
“Maestro, tenemos que reivindicar nuestra música sabanera. Tenemos que darle al Festival Bolivarense de acordeón de Arjona el puesto que se merece en la cultura popular de Colombia”, me dijo Julio Rojas.
Más que una obsesión, esa era su meta suprema en la música. La Escuela Sabanera estaba férreamente atada a sus afectos. Precisamente en ese Festival tenía planeada una presentación con el trirrey vallenato Alfredo Gutiérrez.
“Es una obligación moral nuestra, como representantes de la Escuela Sabanera, aportar nuestro granito de arena para impulsar el Festival de Arjona”, recuerda Alfredo que le dijo Julio Rojas
Recientemente, en el grupo de WhatsApp ‘Amigos del Festival de Arjona’, Julio Rojas se constituyó en un férreo defensor de Poncho Zuleta ante el aluvión de críticas a este por el famoso beso en la boca que se había dado con Silvestre Dangond. “Por favor, respetemos al maestro Poncho”, había clamado Julio Rojas.
El humor, otra de sus pasiones
Los que conocieron de cerca a este excelso digitador, coinciden en que se caracterizaba por tener un chiste a la mano para todo, y pocas veces lo vieron enojado.
Su buen sentido del humor lo llevó a convertirse en uno de los cofundadores del programa humorístico más exitoso de la televisión costeña Cheverisimo, cuya primera emisión salió al aire en 1990. Su amigo y compañero de set en aquel entonces, Rony Laitano (Cara e’ Perro), contó detalles de esta faceta del fallecido Rey Vallenato. “Junto a Álvaro Ariza y mi persona iniciamos este proyecto humorístico, en el que Julio amenizaba los chistes con su acordeón y además participaba como ‘policía’.
“Recuerdo que en una ocasión debía perseguirme con un bolillo y un señor bien vestido se metió y abogó para que no me diera una paliza. Julio le explicaba que era la grabación de un programa, pero aquel hombre lo sacó de casillas al no entender lo que hacíamos”, rememoró Laitano. Tras la consolidación de Cheverisimo se fueron integrando al elenco Darío Gómez, Rafael Zequeira, Mingo Martínez, Rafael Díaz, entre otros.
“Laboró con nosotros hasta el 2.000 y ahora que asumí la dirección hablé con él para que nos ayudara a reforzar el elenco, porque Julio fue de los fundadores y le tenía un cariño enorme al programa. Me había dicho que apenas se recuperara de la cirugía lo haría, pero bueno no se pudo reintegrar a Cheverisimo”.
Por:
Fausto Pérez V.
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