Para que Jessica Ardila se convierta en ‘nuestra Amparo Arrebato’, solo falta que Richie Ray, u otro músico salsero, le dedique una canción como la que el célebre pianista le compuso a esta mítica caleña que en los años 60 y 70 brilló como la más excelsa bailarina de salsa del país.
Porque los otros ingredientes para ser figura en el baile: swing rebosante, sensualidad y elegancia; pasión y conocimiento de la música, más el carisma entre el público; le bastan y le sobra a Jessica para igualar, y quien sabe si superar con creces, a Amparo Ramos Correa, nombre de pila de la valluna, la negra más popular/nadie lo puede negar, como le cantó Richie.
De hecho Jessica Ardila Molina asegura que muchos de sus amigos que la admiran en los estaderos y shows musicales, le dicen: “Tu eres la Amparo Arrebato barranquillera”, pero ella no se las cree. “Soy Jessica, y punto”, les riposta con una sonrisa. Amparo Arrebato fue una bailarina oriunda de Cali que en 1969 alcanzó notoriedad en Colombia, Nueva York y la cuenca del Caribe; cuando en pleno boom de la salsa Richie Ray y Bobby Cruz, los más grandes exponentes del ritmo en ese momento, le dedicaron un tema con este nombre.
El disco fue éxito rotundo (y lo sigue siendo) en todos los ambientes salseros del planeta. Los ‘mamitos’, como llaman a esta pareja musical, conocieron a Amparo Arrebato un año antes en la Feria de Cali. Unos dicen que una actuación en la caseta Matecaña, y otros que en la Panamericana. En la que fuere, ambos quedaron seducidos con el despliegue rítmico de la chica, y de ahí surgió el tema en su homenaje. Ella apenas cumplía 16 años.
JESSICA A LOS 17
Y con un año más que la caleña, a la edad de 17 años, Jessica Ardila, “nuestra Amparo Arrebato”, recuerda que supo que el baile sería en adelante su única opción de vida. Corría 1994.
“Cursaba 7o. grado en el Francisco José de Caldas, y me vinculé al grupo de danzas. En los primeros ensayos sentí el 'corrientazo' del baile, una especie de frenesí del que todavía no me desprendo. El profesor Carlos Bastidas observó mi gusto y movimientos, y casi enseguida me nombro capitana y directora del grupo”, rememora Jessica.
Desde entonces lo suyo ha sido bailar, pues al concluir la secundaria quiso licenciarse en Educación Física, pero frenó la carrera en segundo semestre.
Decidió sin vacilar su ingreso a la Escuela Dis- trital de Artes, donde en el 2000 graduó como Técnica en danzas e instructora de baile. Ahora trabaja con colegios, instituciones privadas, es instructora de rumba-terapia (actividad física a través de la música), y coreógrafa. También dicta clases personalizadas de baile.
“Vivo del baile. Bailar y enseñar es mi vocación”, afirma.
En estos momentos Jessica Ardila Molina alcanza tal vez su mayor esplendor como figura eximia de la danza salsera en la ciudad, y reconoce que esto viene de unos cuatro años atrás.
En ello ha contribuido el auge inusitado de las redes sociales, pues en cada comienzo de semana su imagen menuda, de piernas firmes y torneadas, suele hacerse viral cuando salta desafiante a la pista a bambolearse frenéticamente al compás de las descargas de Mongo Santamaria, o un clásico como Timbalero del Gran Combo.
Son escenas cortas de sus presentaciones en estaderos o espectáculos salseros, que la gente capta en celulares y luego sube en videos al ciberespacio para deleite de aquellos que no pudieron disfrutar en persona semejante espectáculo de baile y delirio salsero.
Aunque su fama no es de Colombia a Panamá, como también dice sobre Amparo Arrebato la melodía de Richie y Bobby; Jessica Ardila se ha paseado con su tumbao por toda la Costa Caribe, Medellín, Armenia, Bogotá y San Andrés.
“Ah, incluya ahí el sur de Italia, allí estuve dos meses en un festival internacional, pero bailando folclor costeño en una muestra carnavalera que presentó la Casa del Carnaval con 25 bailarines de la ciudad. Eso fue en julio del 2004 tras una convocatoria”, afirma.
INICIOS Y EL GRAN SALTO
El entusiasmo de Jessica por la salsa y el baile viene de su niñez, cuando en los 80 acompañaba en estaderos como Rosmy Salsa, Salsa Estrella, Taboga, entre otros, a su padre, José Ardila, un salsero cien por ciento.
“Me quedaba cuidando el carro y desde ahí lo veía bailar extasiada. Así esa música se me fue metiendo, yo creo que porla piel, me arropó toda y me quedó gustando para siempre”.Su debut en tarima o gran salto a los escenarios se dio en 1998, en un concurso para bailarinas en representación de estaderos que promovió Robinson Albor en el Rancho Currambero.
Participó a nombre del desaparecido Salsa Estrella, y se alzó con el primer lugar. De ahí en adelante en el medio salsero comenzó a hablarse “de una pelada que baila del carajo”, y el nombre de Jessica Ardila empezó a mencionarse a ritmos de descargas y guanguancós.
¿Y CUÁL ES EL SECRETO JESSICA?
Considera que su éxito se desprende del estilo innato que tiene para el baile, que luego profesionalizó en su paso por la Escuela Distrital de Arte. A sus pases populares de barrio y bacanería; le incorporó técnica formativa de ballet, el aprendizaje académico de la Escuela. A esta formación profesional le suma cuatro tips personales: amor por el baile, pasión y entrega, admiración por la música y respeto por su cuerpo.
“No hay que abusar de tu instrumento de trabajo, que es tu cuerpo. Dieta, ejercicio, deben ser los cuidados permanentes para estar a tono”, manifiesta. Pero tal vez la clave del renombre alcanzado por Jessica se fundamenta en dos recomendaciones que una vez le dieron sus hijas Kamila (16), y Valentina (15), y que ella recuerda permanentemente: “Nunca te creas famosa”, y “Eres un personaje público, cuida tu imagen”. Así, a golpe de clave, conga y bongó, con mucho sabor salsero, estos son algunos de los rasgos de “nuestra Amparo Arrebato”, Jessica Ardila Molina, una negra sandunguera…nadie lo puede negar…
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