¿Qué Pasa?

Con recuerdos y canciones, la casa de Gabo festeja su natalicio

Eventos en la Casa Museo en Aracataca, una ‘playlist’ del Centro Gabo y el decreto del ‘Mes Gabo’ en Valledupar celebraron los 93 años del nacimiento del escritor, que murió en 2014.

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Este viernes se cumplieron 93 años del nacimiento del más grande escritor colombiano y uno de los autores más influyentes de todos los tiempos en el mundo. Gabriel García Márquez, galardonado con el Nobel de Literatura en 1982, nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, Magdalena, donde vivió parte de su infancia antes de llegar a los diez años a Barranquilla, ciudad en la que hizo estudios de primaria y a la que siempre estuvo ligado en su profesión y afectos.

Precisamente, de las vivencias determinantes en una de las ciudades que lo marcó y él marcó profundamente, habló el escritor y poeta especialista en su obra Joaquín Mattos Omar, en el marco del homenaje que organizó la Casa Museo Gabriel García Márquez de Aracataca en la mañana del viernes.

En una programación disponible para todos los magdalenenses y público visitante, el evento inició con la Alborada literaria para niños en el patio de la Casa, seguido de la Lectura sin Fin a cargo de estudiantes, maestros e invitados. También se leyeron textos del autor homenajeado por algunos niños y jóvenes de distintos colegios del municipio; y el Grupo Fundación realizó una muestra teatral sobre el gitano Melquíades en Macondo dirigida por Jhonny de la Cruz.

En el espacio estuvieron presentes el Teatro Itinerante del Sol, de la ciudad de Villa de Leyva, Boyacá, coordinado por Beatriz Camargo, así como la música del Trío Musical Son Macondo. Las presentaciones, que abordaron asuntos como el mestizaje, el periodismo y el universo literario del autor, tuvieron lugar en el Auditorio Ramón Vinyes, con asistentes de Aracataca, Santa Marta y algunos extranjeros.

En su charla, Mattos habló de una “serie de residencias” del Nobel en Barranquilla.

En la primera de ellas, según contó, el nacido en Aracataca llegó a vivir a la ciudad y residir con su familia en una casa ubicada en el Barrio Abajo, en el tiempo en que cursó estudios de primaria en un colegio llamado Cartagena de Indias, situado en la sede donde hoy queda la Sociedad de Mejoras Públicas (al lado del Teatro Amira de la Rosa).

Tras una breve estancia en Sucre, GGM hizo tres años de bachillerato en el Colegio San José, aproximadamente entre 1939 y 1942, años en que empezó a escribir sus primeros textos.

Otra temporada en Barranquilla fue de 1950 a 1953, cuando conoció a Álvaro Cepeda, Alfonso Fuenmayor, Germán Vargas y otras figuras del Grupo de Barranquilla. En ese tiempo también escribió para EL HERALDO su conocida columna La Jirafa. “Fue la más importante —señaló Mattos—, el mismo García Márquez dijo que fue una época de deslumbramiento no solo a nivel literario, sino de la vida misma”.

Aquí leyó a Faulkner, Hemingway y Woolf, autores “que no conocía y que adoptó para crear su mundo de Macondo”, agregó.

En 1971, el escritor vivía en Barcelona y estaba escribiendo El otoño del patriarca. Tras terminar un borrador de la novela, sintió que le faltaba “savia Caribe” así que viajó a respirar el aire de la Región. Llegó a Barranquilla y estuvo 6 meses viviendo en la ciudad, primero en la casa de Cepeda Samudio, luego en una casa alquilada en el barrio Ciudad Jardín.

Más celebraciones. Orlando Oliveros, editor del Centro Gabo, dice que “en los libros de Gabriel García Márquez, en su periodismo y su cine, empezó a introducirnos en nuestra propia identidad como latinoamericanos, y al hacerlo impulsó muchísimos procesos de apropiación cultural que siguen vigentes, se siguen enriqueciendo gracias a la lectura de sus obras. Entonces, él como narrador, como contador de historias jamás va morir, es muy poco probable que muera. Sus historias son tan eternas como la cultura que cuenta. Y ya hacen parte de esa cultura”.

Desde la Fundación Gabo y el Centro Gabo decidieron honrar la memoria del escritor recordando canciones a partir de sus libros, entrevistas, memorias, etcétera. “La Rocola de Gabo”, como la llamaron, contiene vallenatos, rocks, un ‘cóctel iberoamericano’ y una playlist con temas de Memorias de mis putas tristes. Todas pueden escucharse en plataformas como Spotify, Deezer y Youtube.

“Él decía que Cien años de soledad era un vallenato de 450 páginas, El amor en los tiempos del cólera podía considerarse un bolero sobre amores contrariados y que El otoño del patriarca podría ser un concierto para piano de Béla Bartók”, dice Oliveros.

Por otra parte, la Casa de la Cultura de Valledupar llevó a cabo el lanzamiento, a las 5:00 p.m., del ‘Mes Gabo’, para el cual celebraron el natalicio del ‘hijo de Aracataca’ con un concierto a cargo de los Juglares del Vallenato.

¿Y en Barranquilla?

Paradójicamente, en la ciudad cuyo nombre estuvo a punto de ser el de Macondo, escenario de las últimas páginas de Cien años de Soledad y de Memorias de mis putas tristes, no se realizó ningún evento específico en ninguno de los espacios culturales relacionados con la memoria o la obra de GGM. Como se sabe, el Museo del Caribe se encuentra en reparaciones, en especial su sala dedicada al Nobel; y otros espacios como La Cueva, que rinde un homenaje permanente al Grupo de Barranquilla, tuvo ayer una programación habitual, así como varias bibliotecas públicas de la ciudad en donde se encuentra su obra.

Por *Kirvin Larios

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