Dos veces el reconocido acordeonero Alberto Villa Payares, Beto Villa, se ha topado de frente con la muerte. Sin embargo, tras clamarle a Dios en esos momentos, afirma que pudo sentir su presencia y salir vencedor. Es por eso que hoy el cofundador de la agrupación Los Betos, entregó su vida a Dios. El Rey Vallenato 1988, oriundo de Pivijay (Magdalena), habló en exclusiva con AL DÍA para revelar sus dramas y las razones que lo llevaron hace 16 años a retirarse de los escenarios.
“Estuve a punto de que me amputaran la pierna derecha, pero con la ayuda divina logré salvarla. También sufrí una trombosis que me paralizó medio cuerpo y me mandó a la cama siete años. Esto pocas personas lo saben y son las verdaderas razones por las que me ausenté”, explica el artista de 64 años.
En la comodidad de su casa en Villa Campestre, remanga la bota derecha de su jean para mostrar por primera vez a un medio de comunicación las cicatrices que le quedaron de las 21 cirugías que le practicaron para salvar la pierna. La lesión la originó un disparo de escopeta que recibió de manera accidental. Sin miedos nos confesó sus dramas hasta ahora desconocidos por la mayoría de seguidores.
P. ¿Luego de tantos compromisos musicales cómo transcurre su vida hoy?
R. Actualmente mi vida es más bonita porque he conocido a Dios, el mejor apoyo del mundo. Esta ha sido la etapa más placentera a nivel musical, porque sueno el acordeón con más amor para mis seguidores. Anteriormente este era mi trabajo, pero hoy lo miro como mi forma de vida y detrás de esta actividad siguen llegando los recursos económicos y el afecto de la gente. Estoy haciendo show con Iván Villazón, Poncho Zuleta y Beto Zabaleta, las tres voces con las que grabé. También respaldo nuevos cantantes y les produzco sus álbumes. No he querido grabar con alguien específico, pero sí haré un proyecto con diferentes voces, no puedo dar más detalles, pero ese es el dato que te doy.
P.¿Cuáles fueron las razones que lo llevaron a retirarse de las tarimas?
R.En 2001 cuando estaba en mi momento cumbre en el mercado me dio trombosis, y tuve que retirarme de los escenarios sin decir nada. Fue un retiro forzoso, ya que quedé postrado en una cama durante siete años. Mi condición física y mental no me permitían tocar, y solo hasta 2008 gracias a una invitación que me hizo Silvestre Dangond, pude levantarme y cumplir una gira carnavalera de 13 presentaciones en unos 12 días, fue como volver a empezar.
P.¿Cómo vivió esos siete años postrado en cama?
R.Lo más duro de la trombosis fueron los primeros días, porque todo se dio rápido. Yo estaba en Miami (EE. UU.) listo para entregar una producción a Universal Music llamada Fusión, con clásicos de las estrellas latinas como Marc Anthony, Ricardo Montaner, entre otros. La cita para entregar el trabajo era a las 11:00 a.m.; pero no pude asistir porque dos horas antes me quedó medio cuerpo paralizado. Eso fue muy díficil porque sufría de vértigo... mejor dicho, no quiero recordar esa etapa en la que derramé muchas lágrimas. Después de cinco años le dije al neurólogo que no iba a seguir tomando las 17 pastillas diarias que me medicaban, y puse todo en manos de Dios, comencé a orar y hoy no tomo ni una. Cambié la dosis de medicina por oración.
P.¿Es decir que la oración es su mejor medicina?
R.Así es, eso lo reemplaza todo. En 1986 viajaba con Beto Zabaleta vía a Cartagena y se nos disparó una escopeta de manera accidental, el tiro se me alojó en la pierna derecha y eso generó una fuerte hemorragia; pero clamé a Dios y él me salvó de los brazos de la muerte. Esa pierna me la iban a amputar porque el hueso estaba infectado, me había operado 17 veces en menos de 3 años y no lograban salvarla; sin embargo volví a orarle a Dios y me respondió al llevarme a una feria ganadera en Alemania, estando allá me fui de urgencia a un hospital y el médico me dijo que mi caso era único y necesitaba de otras cuatro intervenciones. Quien asumió mi caso fue el presidente de la Asociación Mundial de Ortopedia, caí en las manos indicadas y en cuatro meses me sané. Esa fue la primera vez en el mundo que hicieron un injerto del dorsal ancho a una pierna.
P.¿Cuál cree que es el motivo por el que Dios lo ha mantenido con vida?
R.El de poderle enseñar al mundo que a Dios no solo hay que buscarlo en los momentos más críticos, sino a diario. Hay que agradecerle por los amaneceres que nos deja ver y por la oportunidad de salir a triunfar. A mi cuando me dio la trombosis, fui perdiendo los movimientos de manera paulatina, hasta quedarme sin habla, pero jamás llegué a desfallecer en mi fe. El neurólogo me dijo que según el reporte clínico debía encontrar un vegetal y vio que yo tenía mucha movilidad, eso fue muestra fiel de su amor.
P.Hablemos de música, usted logró hacer unos arreglos muy modernos con Los Betos inspirados en el rock ¿a qué se debió eso?
R.Siempre nos gustó innovar, por ejemplo, con Sigue la trilla incursionamos con una mezcla de chandé y vallenato; después hicimos Entre santo y terrenal, que desde el principio tiene muchos visos electrónicos y rocanroleros. En mis inicios me alimenté mucho del rock y también de Richard Clayderman. De hecho Alejandro, uno de mis hijos, tiene una banda de rock en la que él es el guitarrista. En al final de No cambies pueden escuchar que prima la guitarra electrónica, algo que tomé de los grandes del rock. De hecho fuimos Los Betos los creadores de la Nueva Ola Vallenata, porque siempre nos atrevimos a ir más allá de lo tradicional.
P.¿Quién fue su referente musical en el acordeón?
R.Alejandro Durán se convirtió en mi patrón musical, un hombre que transmitía mucho con su nota. Además su disciplina era muy envidiable. Luego me gustó Alfredo Gutiérrez y Calixto Ochoa. Mi último modelo a seguir fue Emilianito Zuleta, que para mí en estos momentos es lo mejor que tenemos porque ha sabido mantener la esencia del folclor.
P.¿Con qué otro cantante le hubise gustado grabar?
R.Con Diomedes, pero le cogí temor, porque hay algo que a mí me gusta y es la responsabilidad. Con Zabaleta nunca fallamos a un toque, en cambio con Diomedes no sabía cuándo me iba a dejar metido (risas). Grabé con Poncho a quien vi como mi gran ídolo. En la categoría aficionado del Festival del 1974 me respaldó en un duelo con Chiche Martínez, que andaba con Jorge Oñate y en la final lo acompañó con su canto. Poncho estaba en una parranda y apenas le dijeron que Oñate se montó a la tarima, vino a darme una mano y eso fue fundamental para ganar. A Poncho lo quiero mucho, de hecho es el padrino de mi hijo Beto Villa Jr. También grabé con Iván Villazón que es una voz con un brillo especial. Esos fueron los tres cantantes con los que hice historia en este género.
P.¿Cuál fue su mejor época musical?
R.Indudablemente la que marqué junto a Beto Zabaleta, trabajamos juntos durante 20 años en tres temporadas diferentes y cada vez que grabábamos poníamos tres éxitos de entrada y luego de un año las 12 canciones del álbum sonaban por todas partes. Era más el tiempo que pasábamos juntos que con nuestras familias, al punto que se terminó convirtiendo en mi hermano.
P.¿Qué recuerdos tiene de su conquista como Rey Vallenato en 1988?
R.Fíjate que ese no significa mi mayor triunfo como acordeonero. El paso más importante lo di en 1978, esa vez participé en la categoría profesional, enfrentando a Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza, Chema Martínez y Julio De la Ossa, puros grandes ligas. Me tocó a mis 18 años batirme a muerte en la final con Alfredo Gutiérrez y aunque perdí, para mí ese segundo lugar vale más que la corona que le gané a Beto Rada en 1988.
P.¿Por qué su hijo Beto Villa Jr. se inclinó por el canto y no por el acordeón?
R. Él quiso ser acordeonero, pero yo desde los 3 años lo encaminé por el canto. Creé el grupo Los Delfines y empezó a hacer sus pinitos; sin embargo más tarde me dijo que quería aprender a tocar acordeón y lo hizo bajo la asesoría del Turco Gil. Yo le dije al Turco que le quitará esa idea y lo pusiera a hacer voces, en una de sus presentaciones no llegó la voz líder y le tocó a ‘Albertico’ cantar, algo que no ha dejado de hacer hasta hoy. Además ejecuta acordeón, piano, bajo, guitarra, compone y es productor, esto lo manejan todos los acordeoneros de hoy; por ejemplo mi sobrino Luis José Villa que anda con Beto Zabaleta también es polifacético.
P.Ha pensado en sacar el álbum Fusión, el que iba a entregar el día que le dio la trombosis
R. Claro, ese es uno de los planes que tengo en el tapete, solo que debo actualizarlo porque lo grabé hace 17 años, pero quiero sacarlo, es un reto personal, quiero regresar con todo y sé que lo voy a lograr.