Ser cremado es una última petición que solicitan muchas personas con el fin de que sus restos mortales sean reducidos a cenizas y así en muchas ocasiones estas sean esparcidas en sus lugares favoritos o permanezcan en casa. Es por eso que desde hace unos años para acá la cremación se convirtió en uno de los procedimientos más usados.
Sin embargo, las personas que trabajan como horneros en los cementerios destruyendo con fuego muchos cadáveres han tenido que lidiar con todo tipo de situaciones. La mayoría ha presenciado muchos hechos oscuros relacionados al parecer con almas o espíritus. A continuación conoceremos tres relatos terroríficos que han vividos los empleados de algunos cementerios costeños.
La cremación de una bruja
Eliecer García antiguo hornero de una funeraria en Barranquilla, cuenta que su experiencia más escalofriante la experimentó la noche en que le tocó cremar a una mujer anciana y gorda cuyos familiares le pidieron cremar porque se dedicaba a la brujería y como tenía mucho reconocimiento entre el gremio de la magia negra, temían que al ser enterrada tomaran partes de su cuerpo para trabajos de hechicería. “Deposité el cuerpo de esta bruja en el horno, le quité unos anillos muy raros y unos collares. Como era muy gorda la mantuve durante tres horas en el horno para que se quemara totalmente, de repente comencé a escuchar una risa y el maullido de un gato acompañados de varias voces quejándose. También sentí golpes dentro del horno y una voz ronca que decía: ‘¡abre la puerta para salir!’”, contó García quien se desmayó y fue incapacitado durante una semana al presenciar tal escena en la que los espíritus malignos que tenía esta mujer comenzaron a salir.
La niña y la música de ballet
Renato Manotas, antiguo cremador de un cementerio y funeraria del sur de Barranquilla cuenta sobre un escabroso hecho paranormal que vivió cuando le tocó cremar el cuerpo de una niña de 10 años que llevaron con un vestido de ballet puesto. Su madre pidió que mientras la cremaran debían poner música clásica. Dando cumplimiento a este deseo, Manotas puso junto al horno una grabadora que le llevó la madre de la menor. “Cuando el cuerpo estaba dentro del horno le di play a la música que al rato empezó a frenarse. Dentro del horno se escuchaba la voz de la niña diciendo: ‘¡Mami eres tú!’”, recordó Manotas quien salió del cuarto de cremación tembloroso, encendió un cigarrillo y no entró sino después de cuatro horas. Asegura todo fue producto de la música y su imaginación, aunque cuando regresó, extrañamente el cuarto olía a flores.
La gemela poseída
Roxana Villa, una antigua hornera del Cementerio Universal cuenta que en 1993 recibió el cuerpo para cremación de una joven que había estado poseída supuestamente por un duende, y que debido a su posesión murió por desnutrición. Ella relata que sus familiares pidieron cremarla y que su hermana gemela viera todo el proceso, pero jamás imaginaria lo que ocurrió. “Me puse el tapabocas, mientras que la joven se negó a hacerlo, mientras veíamos el cuerpo de su hermana ser consumido por las llamas, comenzó a salir un humo espeso del horno. Cuando la hermana lo respiró empezó a convulsionar, mirándome extraño de pronto se levantó hablándome con una voz rara diciéndome: ‘¡sácame o te voy a meter también a ti!’”, confesó Roxana quien agregó que a la joven la sacó el personal de seguridad porque quería abrir el horno. Después se enteraría que la muchacha sufrió la misma posesión demoniaca de su gemela.