La Costa ha tenidos diferentes espectáculos ambulante a través de su empolvada historia, pero hurgando en registros y memorias podemos encontrar datos asombrosos de antiguos shows sórdidos que recorrieron capitales como Barranquilla y dejaron estupefactos a sus habitantes, que solo atinaban a persignarse.
Muchos pensaban que estos extraños espectáculos eran obra de brujería o del mismo demonio, debido a que sus actos superaban los límites de la imaginación más desbordante. Este fue el caso de ‘La Feria De los Aparatos, o ‘La realidad deformada’, integrada por deformes y gitanos que muchos ancianos de la Costa recuerdan que visitó La Arenosa en la década de los 50.
Muchas personas aún hablan de fantásticas y extrañas anécdotas con estos enigmáticos personajes que hacían parte de ella, los cuales no solo eran deformes, sino que poseían algo más que los hacía misteriosos y muy diferentes a las personas de su tiempo.
Se cuenta que deambuló por la Costa entre los años 40 y 50 dejando infinidades de historias asombrosas y a la vez escabrosas, generando incertidumbre entre sus espectadores, quienes asociaron sus presentaciones a la magia negra, convirtiéndose en una leyenda de su tiempo contada en voz alta entre bares, billares, comerciantes y familias de la época, que aún hoy ancianos e historiadores regionales afirman que existió, pero no se supo qué paso con ella y sus extraños deformes que aun algunos recuerdan con temor.
EL ACORDEONERO SIAMÉS
Un deforme muy frecuentado por muchos era “El acordeonero siamés”. Eran dos hermanos que habían nacido unidos, pero uno no alcanzó a desarrollarse, quedando su cabeza pegada al pecho de su hermano. Se cuenta que empezaba a tocar delante del público y de repente se desabotonaba la camisa, dejando ver así el rostro de su hermano, quien comenzaba abrir los ojos cantando versos y letanías que predecían cosas del público.
“Los recuerdo aún con terror, la gente lo rodeaba y él empezaba a tocar un acordeón negro con un sonido tosco y de pronto le salía una voz desde el pecho la cual predecía las muertes entre las personas que lo veían, también fortunas y amores que iban terminar en tragedia”, cuenta Matilde Echeverría que en ese entonces acompañaba a su padre, un comerciante que visitaba ferias.
EL ENIGMA DEL DEFORME CARITATIVO
Uno de los extraños y singulares personaje de esta feria era un deforme o hibrido de animal con humano, el cual era presentado como “Osvaldo el cara de jabalí”. Se trataba de un hombre con cabeza semejante a un animal peludo que vestía de manera elegante, usaba guantes blancos y poseía una voz que generaba tranquilidad.
Lo extraño era que su dinero lo donaba a hospitales o visitaba centros clínicos para llevar regalos a niños enfermos. “Era un ser raro, unos decía que era prófugo de la ley que se escondía en una máscara de animal, otros afirmaban que pertenecía a una familia adinerada que lo rechazó”, relata Aquivaldo Dinar, un antiguo gitano que conoció la feria.
LOS PERROS CON ALMA DE PERSONAS
Otro acto extraño era el de un gitano y sus perros los cuales vestía como personas, estos caminaban en dos patas y actuaban como humanos.
“Las personas decían que dentro de los perros estaban atrapadas almas de personas, ya que ya de los ojos de algunos perros salían lágrimas”, cuenta Fernando Tobón, un anciano, que cuando niño llego a vender manzanas acarameladas en esa feria.