Para muchos que creen en los fenómenos fantasmales y en la vida “después del más allá”, estos centros médicos se convierten en portales para que los espíritus de fallecidos que se niegan a dejar este mundo permanezcan allí, justo en el último sitio donde expiró su aliento vital.
Lo anterior aplica a la perfección en el caso del espeluznante espectro de una monja que afirman aparece en el Hospital General de Barranquilla.
Según las versiones deambula por sus frías instalaciones en horario nocturno, generando así todo tipo de testimonios por parte del personal médico y pacientes que han tenido extraños encuentros con la fantasmal religiosa. Varios de ellos al preguntar por este singular personaje quedan petrificados al escuchar que “en ese hospital no labora ninguna monja…”.
AL DÍA quiso conocer a fondo esta leyenda popular, revisando documentos y buscando testimonios relacionado con las apariciones de este espectro religioso pues, paradójicamente, el episodio de la muerte de Hortensia fue muy comentado después de su muerte, al igual que también se haría célebre su fervor por los más necesitados.
SUS MISTERIOSAS APARICIONES
En los 80 empezaron las misteriosas apariciones de este espectro religioso: los médicos, enfermeras y pacientes la veían pasar especialmente por la sala de maternidad.
Los celadores reportaban verla por los pasillos, y el personal médico que se cabeceaba de sueño por los largos turnos, veían cómo una monja les ofrecía té de hierbas para reponerse; pero al preguntar por ella, nadie respondía.
Al principio pensaban que se trataba de una paranoia creada por personas que la conocieron, pero han pasado unos 30 años y la figura del fantasma sigue vigente.
“Recuerdo que estaba de turno, eran las 3 de la madrugada cuando entró en urgencia un indigente que lo habían apuñalado con un pico de botella. Después de atenderlo fui a buscar un tinto y cuando volví al lado de la camilla del indigente había una monja rezando un rosario, así que volteé para llamar a Retamozo y preguntarle porqué había permitido el ingreso de una monja; pero cuando miré nuevamente ya no estaba. Me llené de pavor cuando el indigente me preguntó asustado si yo la había visto también”, declaró Jesús Flórez, antiguo médico del Hospital de Barraquilla.
Nubia Almanza, antigua enfermera del centro médico también, contó su testimonio. “Estaba poniéndole un suero a una paciente y luego di una vuelta por el hospital, al volver al cuarto para retirárselo, ya se lo habían quitado. Le pregunté al paciente quien se lo había quitado y me contestó que una monja muy amable”.