El misterio del Sagrario que desapareció y reapareció en Simón Bolívar: ¿ no fue un robo?
Mientras el arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, lanzó un decreto de excomunión contra los presuntos responsables, las autoridades apuntan a que todo se trató de un malentendido.
Un extraño episodio religioso se vivió en la parroquia Santa Marta, ubicada en el barrio Simón Bolívar de Barranquilla, tras la desaparición durante al menos 48 horas del sagrario que guardaba las hostias consagradas.
El hecho, que inicialmente fue reportado como un robo, terminó rodeado de confusión luego de que el objeto sagrado apareciera en el mismo templo, envuelto entre telas y escondido en un patio interno.
El anuncio del “sacrilegio”
La situación salió a la luz el pasado miércoles 10 de septiembre, cuando el sacerdote David De la Hoz, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Las Nieves, expresó su solidaridad con el padre Arquímedes González, responsable del templo afectado. En un mensaje pidió oraciones y apoyo por lo que en ese momento se pensaba era un hurto contra la parroquia.
Las primeras versiones indicaban que delincuentes habían ingresado al lugar y se habían llevado el sagrario, el copón con hostias y otros vasos litúrgicos. Sin embargo, con el paso de las horas, la Arquidiócesis confirmó que los objetos habían sido hallados “entre basura y escombros en el patio de la casa parroquial”. Pese a esto, el arzobispo Salas Anteliz firmó un decreto en el que calificó lo ocurrido como sacrilegio.
Basado en el derecho canónico, declaró la excomunión automática para quien o quienes hubieran cometido el acto y ordenó realizar una misa y procesión de desagravio en el barrio Simón Bolívar.
El hallazgo inesperado
El sacristán de la parroquia, Alexander Hernández, relató que la última vez que vio el sagrario fue el domingo 7 de septiembre, al cierre de la eucaristía. El martes, cuando regresó a sus labores, notó que no estaba en su sitio y dio aviso a las personas autorizadas para manipularlo, pero todos negaron tenerlo. La búsqueda terminó el jueves 10, cuando Hernández, junto a obreros que trabajan en la ampliación de la iglesia, encontró una parte del sagrario en la sacristía. Minutos después, feligreses hallaron la otra sección escondida detrás de un árbol, envuelta en tela. Para sorpresa de todos, el objeto estaba intacto.