Existen trabajos que por su naturaleza son un suelo fértil para que surjan historias horripilantes, las cuales cuando son contadas pueden generar algo de incredulidad; pero también dejar boquiabiertos a muchos, llenándolos de escalofríos. Uno de esos oficios que tiene muchos relatos oscuros es el de ser guardia o vigilante de un cementerio, lo cual lo comprueba la siguiente historia jamás antes contada al público, pero que es muy bien conocida de manera interna por los vigilantes del Cementerio Universal de Barranquilla.
Se trata de la aterradora vivencia del celador samurái y las brujas del Universal. Algunos pensaran que se trata de un relato fantasioso, pero si quiere comprobarlo puede visitar este camposanto y preguntar por este caso que se convierte en uno de los más alucinantes y sobrenaturales de la Costa Caribe colombiana.
Todo empezó con una extraña y urgente vacante de vigilante nocturno que puso el cementerio universal, uno de los más emblemáticos de Barranquilla, decorado con figuras góticas y estatuas alusivas a la vida y la muerte. Cuenta el protagonista de esta historia, Donaldo Antillas, de 40 años, que en el 2010 se acercó a preguntar por el puesto y sospechosamente fue contratado de inmediato, a pesar que no tenía experiencia en este campo. Posteriormente se enteraría de la razón, por parte del personal que limpiaba las tumbas, quienes le contaron que la gerencia tenía un problema con los vigilantes debido a que estos no querían realizar las rondas nocturnas por el cementerio alegando que eran atormentados por unas brujas burlonas que se adueñaban del lugar.
Antillas, un cristiano apasionado y conocedor de las artes marciales por parte de sus familiares orientales, optó por un arma inusual ante esta amenaza. “Escuché que mis colegas habían hecho de todo, hasta habían disparado con sus escopetas a estas brujas demoniacas, pero ellas se reían y seguían acechándolos, así que con la ayuda del hornero en la cámara de cremación del cementerio forjé una espada samurái para bendecirla con aceite ungido”, relata Donaldo y agrega que comenzó a hacer la ronda nocturna en su moto por la calles del cementerio mientras en la espalda portaba su espada catana hasta que tuvo el encuentro que muchos vigilantes temían.
El encuentro con las brujas
Cuenta Donaldo que eran las 3:30 a.m. y recorría los callejones de las tumbas, cuando de repente empezó a sentir que le chiflaban y que saltaban de los arboles a las tumbas. De manera misteriosa el cuello lo tenía enredado con hilos rojos que lo estaban asfixiando, haciéndolo caer de la moto. “Me caí, pero saqué la espada y los corté, dejando rastro de sangre en el filo de la catana. Enseguida vi a una mujer en el otro extremo del callejón, me levanté y me le arrojé con la espada, pero no lograba darle”.
“Entonces oré a Dios y en una de esas, la luz de una lámpara destelló en el metal de la espada y la bruja se vio en el reflejo, por lo que tomó forma de ave y voló junto a las demás”, agregó Antillas.
Desde entonces los vigilantes no volvieron a sentir más brujas en el Cementerio Universal, por lo cual Donaldo fue apodado el Samurái, y a su espada la bautizaron ‘La Cuida Muertos’.