¿Qué Pasa?

Katerin no quiso firmar un documento y su expareja la maltrato a puños y patadas

Lugo Barletta tiene miedo de que su expareja tome represalias.

Compartir en:
Por:

Katerin Lugo Barletta, de 26 años, fue víctima de una golpiza por parte de su ex compañero sentimental y padre de sus dos hijos, Yefrid de Jesús Sandoval Barrios, luego que en días pasados se negara a firmarle unos papeles en el corregimiento de Orihueca, Zona Bananera, y le cayera a golpes además de insultarla, ayudado por una hermana y una amiga de este.

De acuerdo con Lugo Barletta, viajó desde Ciénaga, donde reside en el barrio Las Margaritas, hasta Orihueca para lle­varle a su ex pareja al mayor de sus hijos, de 4 años, para que se quedara con él.

Sin embargo, al llegar a la casa de San­doval Barrios alrededor de las 9:00 de la noche, este le entregó un documento pa­ra que lo firmara, por lo que ella le dijo que quería revisarlo y sacarle una copia antes de firmarlo, respuesta que a él no le gustó.

De inmediato comenzó a insultarla sin importarle que su hijo fuera testigo de su comportamiento, para luego proceder a golpearla en medio de las groserías que le gritaba.

“Yo me caí en una jardinera de una ca­sa vecina y ahí fue donde comenzó a dar­me patadas, golpeándome en el rostro y las piernas, ayudado por una hermana y una amiga, hasta que los vecinos me au­xiliaron y le quitaron al niño para devol­vérmelo”, apuntó Lugo, quien en el 2014 habría sido víctima de una agresión simi­lar por parte de su ex marido.

Tras pasar la noche en la casa de una amiga en Orihueca, la maltratada mujer regresó a Ciénaga, donde interpuso una denuncia en su contra en la Fiscalía por lesiones personales, además de solicitar un amparo policivo.

Teme que tome represalias

Según esta víctima de la violencia, tenía mucho miedo de denunciar a su ex pareja y agresor, pues la ha amenazado en varias ocasiones y teme que vaya a volver a agredirla, por lo que hace un llamado a la Fiscalía para que no archiven su caso y que sea la justicia la que dictamine su castigo.

Por: Gerardo Correa