Desaparecidos.
Desaparecidos. Cortesía.
Historias

Se cumplen 4 años sin rastro de Kevin Maury, hijo del director de la danza Congo Grande

El joven salió de su casa para acompañar a colocar $2 millones en un corresponsal bancario y nunca volvió.

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Cuatro años de un constante vaivén de audiencias sin resolución alguna; cuatro años de dos padres levantándose en la madrugada a derramar lágrimas a cántaros; cuatro años de sentir como si el barco de la investigación hubiese naufragado en aguas de la impunidad. 

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Todo esto es el sentir de Adolfo Maury, director de la danza del Congo Grande y padre de Kevin Felipe Maury González, quien desde el ocho de marzo de 2019 fue reportado como desaparecido, luego de que saliera en horas de la tarde junto a Laura Marcela Guarín Gómez, también desaparecida, y no supieran más de ellos.

Un poco antes de la tragedia que tiene en vilo a la familia, la joven Guarín Gómez regresó a la vida de Maury González, casi como dirían nuestros abuelos y el mismo progenitor de Kevin, “la mala hora”. Según Adolfo, ella volvió a buscar a su hijo para que este le diera un trabajo en el grupo en la temporada de carnaval, ya que ella se iba a vivir a Medellín, a lo cual el asintió.

El carnaval culminó y ese día viernes 8 de marzo, a eso de las 2:00 de la tarde, ella lo llamó para que la acompañara a colocar $2 millones en un corresponsal bancario. Todo parecía normal. Kevin salió vestido con una bermuda, tenis y una camisilla, le dijo a su mamá que no demoraba. Nunca volvió.

Eran las 4:00 p. m., Adolfo llegó de su trabajo y no encontró a su hijo por ningún lado. Preocupado le escribió y en principio, de acuerdo con su relato, le contestó como siempre: “Solía decirme apá en los mensajes”; no obstante, horas más tarde comenzó a tratarlo de “usted”, lo que le generó sospechas e intentó llamarlo, pero el celular ya estaba apagado.

Sin embargo, apareció un mensaje desde el celular de Guarín Gómez, en el que mencionaba que estaban en la ciudad de Santa Marta, que no se preocuparan. Los padres de Kevin intentaron llamarla luego de eso, pero nunca contestó. Esa fue su última comunicación.

En el limbo

La familia Maury González se siente en la rotunda oscuridad, como si estuviesen en el limbo con el caso de Kevin: “Cuatro años, otro carnaval más y la herida se hace mucho mayor. Son cuatro años y estamos en el limbo. Prácticamente el caso ha quedado en nada, las autoridades no nos dan información relacionada con el tema. En pocas palabras nos sentimos abandonados”, dijo Adolfo.

El papá del joven afirmó que el fiscal que tiene encargado el tema de la investigación no les dice absolutamente nada. Su preocupación más grande es que desconocen cómo va el proceso: “No sabemos si el delincuente ha hablado. La última información que nos dicen es que este criminal se está haciendo el loco, incluso llegó a comerse su propio excremento, obviamente todo lo hace para que de todo lo que lo están señalando lo olviden”, agregó.

“Nosotros aún guardamos la esperanza de que tengamos una información que nos permita descansar, de saber cuál fue la suerte de nuestro hijo y que el delincuente pague. Lo último que nos dijeron desde la Fiscalía es que estaban esperando la dichosa audiencia, y es lo que siempre nos responden, dilatando el proceso”, dijo Maury.

¿Abuelo, dónde está papá?
Kevin Maury tiene una niña de siete años, lo que para los abuelos de la pequeña ha sido completamente complicado. “Una de las cosas más difíciles es tener que ver día a día cómo se acerca y nos pregunta por su papá. ¿Dónde está su papá? ¿Cuándo va a regresar? Nos dice que soñó con él y que le dice en el sueño que está bien y que no tenga miedo”, manifestó con voz entrecortada el hacedor del carnaval.

“A mi hijo desde niño le gustó todo el cuento del carnaval y de la cultura. Teníamos muy buenos plantes con él en el tema del grupo, es un apasionado. Sin embargo, esos carnavales nada fue igual, como si algo en el ambiente anduviera mal. Parecía hasta premonitorio. Mi estado de ánimo para estos carnavales no fue el mejor”, sostuvo el progenitor.

‘El Diablo’

De acuerdo con la investigación de las autoridades, luego de la desaparición de los jóvenes la señal del celular de Maury dio dos localizaciones distintas. La primera en un apartamento de Villa Carolina y la segunda en una finca en Santa Marta. ¿De quién eran? Pues del primer y único sospechoso del caso: Juan Ricardo Carvajal Vargas, alias el Diablo.

Este hombre fue pareja sentimental de Laura Marcela, quien fue capturada el 27 de junio de 2018 como presunta responsable de los delitos de acceso carnal abusivo con menor de 14 años en concurso heterogéneo sucesivo y acto sexual abusivo con menor de 14 años. Alias el Diablo también había sido capturado en ese momento como presunto responsable de los delitos de acceso carnal abusivo y acto sexual abusivo con menor de 14 años.

La investigación en contra de Ricardo Carvajal apunta a que pudo tener dos motivos para ser el determinador de la desaparición forzada de la pareja. El primero y de acuerdo con testimonios recaudados por investigadores judiciales es que alias el Diablo no estaba de acuerdo con que Laura se gastara con Kevin, el dinero que él le daba a ella.

El segundo móvil sería para, presuntamente, silenciar definitivamente a Laura que conocía de las actividades delictivas que cometía ‘el Diablo’.