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La historia del misterioso duende que aterrorizó el barrio La Magdalena

Esta es una de las leyendas paranormales más populares de la región.

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Un suceso paranormal que recordarán muchas personas nacidas en el barrio La Magdalena, en Barranquilla, es aquel en el que un supuesto duende que lanzaba todo tipo de objetos logró sembrar temor entre los vecinos cercanos a una vivienda ubicada en la carrera 6b con calle 38. Allí posteriormente un comerciante abrió un estadero al cual bautizó comoEl duende rumbero.

AL DÍA decidió conocer a fondo esta enigmática historia que hace parte de los archivos paranormales de la región Caribe, la cual generó mucha controversia y fue registrada por los medios de comunicación más importantes.

Este misterioso caso se hizo visible en junio de 1999, cuando los televisores de la mencionada casa empezaron a encenderse y apagarse solos; los platos y vasos eran lanzados desde la cocina de manera misteriosa. Como si fuera poco los habitantes de la vivienda recibían fuertes bofetadas en las noche, sin ver quién se las propinaba.

Las casas vecinas también eran atacadas por la criatura, toda vez que varias piedras eran lanzadas en los techos y ventanas.

Tras intentar buscar algún culpable, muchos se fijaron en la enigmática casa y luego de hacer varios reclamos a sus propietarios, estos les explicaron que “un espíritu maligno era el encargado de lanzar las pedradas”.

La respuesta, que fue tildada de ridícula, provocó que muchos ingresaran hasta el patio para constatar si el mencionado espíritu existía. Los curiosos tiraban piedras desde la cocina y estas les eran devueltas, lo que generó un pánico colectivo.

Hasta algunos buses que transitaban por este barrio ubicado en el suroriente de la capital atlanticense terminaron con los vidrios partidos y la Policía debió intervenir para controlar el caos.

“Fue una locura, no podíamos explicar lo que veíamos, nos tiraban ‘peñones’ desde un patio en el que no había nadie y muchas personas se desmayaban porque veían a un duende en el techo”, relató un vecino que aún atemorizado pidió la reserva de su identidad.

UN LUGAR PARA DIVERTIRSE

Tras los extraños sucesos, la propiedad fue vendida y convertida en una cantina, la cual fue cerrada debido a que algunas meseras convulsionaban y “hablaban en lenguas”.

Posteriormente el lugar seria adquirido por Garly Rodríguez, quien en 2009 daría un testimonio asombroso sobre lo que allí pasaba.

Cuando Rodríguez compró la vivienda ubicada en una esquina, sabía que estaba “pesada”, por lo que buscó a la espiritista Maryolis Villa, conocida popularmente como ‘Mayo’, quien le pidió unas plantas esotéricas para erradicar el espíritu.

“Les pedí que me dejaran sola en el lugar y realicé un círculo cabalístico con sal y velas, prendiendo las plantas como sahumerio. Luego de media hora de invocación llegué al trance, logrando ver un enano con cara de niño que tenía cicatrices por todo el cuerpo. Al momento de ordenarle que se fuera del lugar, me respondió con voz gruesa: ‘¡No me voy porque mis huesos están aquí abajo!’”, relató Villa.

Para abandonar el lugar, el duende hizo una serie de peticiones a la santera, entre ellas que fuera elogiado, quizás por esta razón el estadero pasó a llamarse El duende rumbero.

Además, se le hizo un lienzo en el que aparecía la siniestra figura del duende con unas maracas en sus manos, las cuales agitaba cuando se le ponía un trago de ron muy cerca. El negocio llegó a ser tan popular que se grabó allí un capítulo de la bionovela de Joe Arroyo.

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