Ángel Aquino y su hijo Elián murieron por el envenenamiento que se produjo luego de que consumieran líquido anticongelante para vehículos que iba combinado con un jugo de naranja que había sido preparado por Karen Oviedo, esposa y madrastra de los hoy fallecidos.
La escena plasmada como elemento material probatorio por parte de las autoridades es estremecedora. Rodillas en el suelo y vomitando como consecuencia de la mortal intoxicación, el cuerpo de Ángel Aquino cayó de rodillas ante los pies de su esposa, quien además era la única persona que atestiguó la escena.
Nada parecía encajar
Todo parecía confuso al principio porque la mujer se mostró consternada y abierta a la colaboración cuando los paramédicos arribaron a la atención de su esposo. Ángel, el padre, alcanzó a ser llevado a un centro médico, pero falleció un par de días después.
Se creía que había sido intoxicado por una "sustancia extraña", pero la autopsia le dio un vuelco a la historia.
Una vez se comprendió que pudo haberse tratado de un potencial asesinato, la investigación de las autoridades se echó en marcha. Las entrevistas a los vecinos coincidía en detalles: era una pareja unida y se habían casado en 2020, luego de haber sobrevivido al dolor provocado por una partida en similares condiciones.
Esto porque la tragedia tocó la vida de ambos en 2019 cuando Elián, el hijo de Ángel, muriera súbitamente de una trombosis cerebral sin tener ningún antecedente médico.
En su día, la madre del menor aseguró que el niño nunca había presentado problemas médicos, y su versión cobró sentido cuando la autopsia del menor arrojó que en su organismo había etilenglicol, una sustancia que comúnmente se encuentra como refrigerante líquido para motores.
Google, el camino hacia la cadena perpetua
Fue ese el mismo químico hallado en el cuerpo del esposo fallecido, por lo que todos los caminos apuntaban a Oviedo, de 31 años, quien fue arrrestada en su domicilio luego de que pasaran varios meses del segundo crimen.
'La envenenadora', como fue catalogada por la prensa, respondió a las preguntas de los jueces y de su defensa, pero había una prueba reina: las búsquedas de la mujer en Google.
El teléfono de la mujer fue solicitado como elemento material probatorio y en él se encontraron varios resultados de búsqueda. En estos se encontró que ella había hecho búsquedas tales como: “Cuál es el veneno más mortal”, “cómo matar con veneno” y “cómo borrar el historial de búsqueda”.
Al final, la mujer fue condenada a cadena perpetua durante la tarde de este primero de diciembre.