Dos piñas coladas, dos sillas reclinables y una carpa ¿352 mil pesos?
Con eso hubieran cenado en alguno de los mejores restaurantes de la ciudad.
Ni la piña colada más rica y más suculenta del caribe, ni la carpa con la sombra más agradable ni las sillas de sol más cómodas de la industria pueden costar tanto dinero. Esa fue la conclusión a la que llegaron unos sorprendidos turistas cuando les entregaron la factura en un restaurante de La Boquilla, en Cartagena.
En una fotografía del recibo de pago, que se difundió en redes, se pueden leer los precios exorbitantes que les cobraron a los visitantes. Por dos piñas coladas, $120 mil; por una carpa, $100 mil y por dos sillas asoleadoras $50 mil.
Hasta ahí la cuenta va en $320 mil, pero por si fuera poco se sugiere el famoso 10% de propina sobre el total del consumo, es decir $32 mil adicionales facturados como “servicio en la playa”. El gran total que pagaron los turistas fue de $350 mil pesos.
No parece haber duda de que se trata de un caso de usura o cobro ilegal, tan populares por estas fechas cuando los visitantes nacionales y extranjeros abundan en Cartagena.
El alcalde de la Localidad 2, Gregorio Rico, rechazó el hecho y recomendó a los turistas revisar primero las listas de precios para que no abusen, según el diario local El Universal.
La misma Asociación de Restauranteros del corregimiento había acordado una lista de precios con la participación de 135 propietarios de los establecimientos de la zona. Dentro de los acuerdos se incluye la instalación de pendones y avisos que sean claros y que permitan saber el valor de cada producto en el inventario cada sitio.
Vuelve y juega
Lamentablemente, esta situación no es nueva. En mayo del 2015 hubo otra fuerte protesta por el mismo motivo y en el mismo lugar. En su momento se conoció la denuncia de una pareja de caleños por el cobro de $226.000 por tres sancochos de róbalo, dos cervezas y una gaseosa, en un restaurante del balneario de La Boquilla, en la zona norte de Cartagena.
Dentro de la preocupación de las autoridades, además de los cobros exagerados de los propietarios, está el que aplican los intermediarios, conocidos como “pide-pide”. Ellos pueden cobrar hasta dos y tres veces más lo que cuesta un plato de posta de pargo, mojarra o sierra, arroz de coco o ración de patacones.
Algunos taxistas también buscan sacar ventaja de los turistas, no en vano en Cartagena (junto a Barranquilla) tienen la tarifa más cara del país, por eso es importante que los visitantes estén pilas para no dejarse tumbar.