Su nombre es Gustavo García y dedicó 38 años de su vida a consumir drogas, mayormente bazuco. Su vida fue un infierno inimaginable hasta que adoptó a un cachorro. Sí, así como lo leen.
Es la historia que contó el canal capitalino CityTv. Se trata de un hombre que se ha convertido en ejemplo de otros habitantes de la calle, pues no solo dejó el Bronx, según cuenta, sino que además aprendió a acabar con sus vicios para cuidar de tres perritos que lo acompañan.
Cuenta que hace unos años encontró a un cachorro indefenso y eso fue lo que le abrió las puertas a una nueva vida.
Gustavo cree que la erradicación –al menos física- del Bronx, la olla más peligrosa de Colombia, le sirvió para calmar la tentación, pues tenerla cerca no le hacía nada bien a sus intenciones de dejar las drogas.