Antes las mujeres no tenían derecho a expresar sus deseos sexuales, tampoco eran dignas de sentir orgasmos y era mal visto que tomaran la iniciativa para sostener relaciones sexuales. Con el pasar del tiempo esto creó una serie de inhibiciones en la población femenina, y una lectora que nos escribe lo planteó de la siguiente manera: “Respetado Don Juan, soy una mujer con menos de treinta años y he tenido una vida sexual plena, pero he notado que muchas de mis contemporáneas tienen algunas inseguridades en el sexo, por lo que me gustaría saber cuáles son las más comunes”.
Las antiguas generaciones estaban obligadas a tener sexo con el motivo de procrear, no de disfrutar. Desde ese momento se comenzaron a crear paradigmas sobre qué debían o no hacer las mujeres en el sexo.
Es necesario aclarar que las generaciones de mujeres de la actualidad tienen una liberación sexual nunca antes vista, pero ¿Qué tanta libertad tienen las mujeres en sexo? Tener libertad no quiere decir que ya no es un secreto que las mujeres tienen orgasmos.
La liberación femenina en lo que al sexo se refiere consta de poder sentir, expresar, sugerir y decir cualquier cosa con respecto a su sexualidad, sin miedo a ser juzgadas, o señalas por demostrar realmente qué quieren al tener intimidad con su pareja, o simplemente con una persona que las atrae.
Inseguridad física
Los complejos y señalamientos aún existen de manera indirecta, algunos de estos son causados por los estereotipos físicos que una mujer debe tener para ser perfecta. Es cierto que las mujeres tienen la mala costumbre de compararse con las otras y no aceptarse tal cual son.
Esto provoca que las mujeres no se sientan cómodas con su cuerpo y busquen maneras de igualarse a esos tipos de belleza. Por la preocupación de querer parecerse a otra mujer, dejan a un lado un punto importante para la satisfacción sexual y es conocer su propio cuerpo.
Cuando una mujer no conoce su cuerpo sencillamente pierde posibilidades de tener experiencias sexuales únicas. Encontrarle un pero a los senos, la cola o sencillamente la forma de su cuerpo, provoca pena e inseguridad al desnudarse, lo que genera que el erotismo y la sensualidad se pierda en el acto sexual.
Es necesario que las mujeres entiendan que los hombres en el momento de tener sexo enfocan su atención en lo que le atrae de la mujer, principalmente en lo que lo excita y no en los ‘defectos’ de la mujer. Por esta razón, es mejor mostrar el cuerpo con seguridad, ser consciente de que cada una es totalmente diferente, identificar el atributo físico que le encanta a su pareja y aprovecharlo para encender el erotismo.
El sobrevalorado pudor
Existen mujeres que abiertamente afirman que les gusta tomar la iniciativa, provocar a su pareja e incentivar a probar cosas diferentes para tener mayor satisfacción sexual, pero en ocasiones estas mujeres son tildadas de “recorridas” o con mucha “experiencia”.
Esto provoca que otras mujeres se cohíban de expresar cómo les gusta el sexo o qué practicas sexuales disfrutan más por miedo a ser señaladas de esta manera. Decir cómo, en dónde y cuándo hace parte de esa liberación sexual femenina, no hay por qué sentir vergüenza al expresar lo que le gusta en el sexo.
Tener conductas agresivas en el acto sexual hace pensar que la mujer está haciendo algo indebido. Todos estos estigmas, creados principalmente por la sociedad. no dejan que las mujeres exploren su sexualidad a fondo y vivan con el complejo de que ellas son las que deben dar placer y no reciben, lo que está totalmente alejado de la realidad.
Por esto, la mujer debe romper con los estereotipos sobre su papel en la cama, hacer oídos sordos a los prejuicios y no creer en tabúes que no la dejan disfrutar su sexualidad.