Una de las quejas más frecuentes en las relaciones es el poco tiempo que se dedica a las caricias y a los juegos previos, por lo que aprender a hacer masajes eróticos a tu pareja puede ser clave para evitar que sus encuentros sexuales sean monótonos y aburridos.
Precisamente, al respecto una curiosa lectora nos escribió lo siguiente: “Respetado Don Juan, me gustaría darle una sorpresa a mi novio por lo que quisiera que le diera algunos consejos acerca de los masajes íntimos”.
Comiencen por elegir una música adecuada, que cree un ambiente más íntimo y sensual, seleccionen un buen aceite corporal con la fragancia de su predilección, además que existen variedad de lociones y geles corporales y pónganse manos a la obra.
Masajes en la cabeza
Lo primero que debe hacer tu pareja es tumbarse de espaldas, con la cabeza apoyada sobre un cojín. En tu caso, colócate de rodillas detrás de él y comienza por la frente, haciendo un suave recorrido con tus dedos desde la nariz y ve hasta el nacimiento del cabello, alternando mano derecha e izquierda.
El mejor momento para hacer masajes eróticos en la cabeza es a primera hora de la tarde. Se recomienda hacerlo de una forma muy bien suave, ya que será el preámbulo ideal para otro tipo de masajes con mayor carga erótica.
Masajes en la espalda
Es el momento de practicar el conocido masaje californiano. Tu pareja se tumba boca abajo y tú te sitúas a la altura de su cabeza, con las palmas de las manos en lo alto de su espalda. Desliza suavemente tus manos hasta llegar a sus nalgas, haciendo un pequeño estiramiento en dirección a sus pies. Presiona el contorno de sus nalgas y desliza tus manos por los costados, para después remontar hasta las axilas, antes de tirar ligeramente de los hombros hacia lo alto y volver a la posición de partida.
Con este masaje conseguirás que se desvanezcan las tensiones musculares bajo los efectos de los movimientos envolventes. Otra ventaja reside en que este masaje reaviva la sensibilidad de la piel.
Masajes en el pecho
El masajista se sitúa a la derecha de su compañero, al nivel de sus caderas. Las manos han de estar sobre los pectorales o senos, envolviéndolos bien. A continuación, procede a hacer 3 movimientos circulares, en el sentido de las agujas de un reloj para el seno derecho, en el sentido contrario para el izquierdo y, sin dejar de realizar estos círculos, acerca y aleja los senos. Después, desliza tus dedos desde el pezón hasta el exterior del seno y amasa delicadamente la piel variando la presión.
El pecho y el vientre están entre las partes más sensibles del cuerpo, debido a que la piel alrededor de la clavícula es muy fina, por lo que es muy receptiva a las caricias.
Masajes en los brazos
Siéntate al lado de tu chico, coge su mano izquierda y pon la derecha sobre su palma, con los dedos en dirección a su hombro. Remonta suavemente desde su muñeca hacia el codo, antes de descender de nuevo por el brazo. A continuación, pon las dos manos paralelas sobre sus antebrazos y asciende hasta el hombro ejerciendo una presión uniforme. Vuelve a descender relajando la presión.
El brazo alberga numerosas zonas erógenas, sobre todo en el pliegue interior de los codos, los puños y las manos. Rara vez acariciamos estas partes del cuerpo, particularmente sensibles a los masajes.
Masajes en los glúteos
Tu pareja se tumba boca abajo y tú te sientas justo debajo de su trasero, a horcajadas. Pon las palmas de la mano sobre sus nalgas y masajéalas con movimientos circulares cada vez más amplios. Acentúa la presión.
Tanto para el hombre como para la mujer, ésta es una zona de un carácter altamente erótico. Además, en el caso de los hombres, los puntos de estimulación que excitan la próstata y la producción de testosterona se sitúan alrededor del coxis.
Masajes en los pies
Tu pareja se tumba de espaldas, con un cojín pequeño bajo las rodillas. Siéntate a la altura de sus pies, ponte aceite de oliva en las palmas de las manos y caliéntalo frotándolas. Coge su pie izquierdo con las dos manos y realiza movimientos circulares con el pulgar sobre los tobillos, en el sentido de las agujas del reloj. Haz lo mismo con el pie derecho.
Los pies son zonas potencialmente erógenas y comprenden 4 puntos de estimulación sexual, relacionados con los órganos genitales. Un masaje en los pies relaja y excita al mismo tiempo.