“Una mujer fue la que dio pistas para encontrar al condenado”: Arlex Torres

Si hay alguien que debería sonreír por la captura de Rubiel Díaz Londoño, condenado por el asesinato a tiros de su pareja sentimental, la empresaria Estela Toro Arias, y a su hijastra, Leonela Tatiana Torres Arias, en 1997, es Arlex Torres, hijo y hermano de las víctimas. Empero, este hombre, quien para aquel entonces tenía 11 años, sabe que esto, a pesar de sentirlo como un “logro para su familia”, no le va a devolver a sus seres queridos.

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“Yo no me siento feliz. Tengo 37 años y he sufrido mucho con este tema, ver a mi mamá y a mi hermana ser asesinadas de esa forma. Siento que logré mi objetivo, que se hizo justicia y esta persona va a pagar por lo que hizo, pero eso no me las va a traer de vuelta”, dijo en entrevista con AL DÍA.

Torres estuvo desde un principio siguiendo la pista de Díaz Londoño, incluso fue él quien solicitó ante un juzgado la circular roja de interpol, sin eso, quizá “el caso estuviera muerto”.

Arlex se puso en la piel de un detective e investigó la cédula del condenado, obteniendo así un historial clínico, el cual arrojó como último registro una cita médica por hipertensión en una IPS de Riohacha, La Guajira.

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En el historial aparecieron dos números de contactos, mismos que fueron investigados. Uno de ellos aparecía a nombre de un hombre que residía en Bogotá; sin embargo, la otra estaba registrada por una mujer, cuyo nombre a Arlex se le hizo familiar. Atando cabos, el hijo y hermano de las víctimas se dio cuenta que esta persona había sido compañera de estudios de su hermana en la Universidad Libre, cuando esta estudiaba medicina. Además, encontró que la mujer había testificado de manera positiva contra el hoy condenado.

“Había mucha coincidencia. Todo era extraño”, se dijo Torres. Es por esto que él contrató agentes para que la investigaran y se encontró con que esta mujer residía en Riohacha, que tenía numerosas propiedades a su nombre y para su sorpresa, ella, al parecer, es pareja sentimental actual de Rubiel, con quien tendría varios hijos.

“No se haga extraño que quizá esta persona pueda estar implicada también en el crimen. Creería yo que las autoridades la van a investigar, agregó Torres.

Ya con toda la información recopilada el familiar contactó con un mayor de la Policía de Atlántico y este fue el que se apoderó del caso. “Le entregué todo el material que había construido”.

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El oficial fue el que autorizó el desplazamiento de varios uniformados desde este departamento hasta La Guajira, para realizar así labores de inteligencia:

“Se disfrazaron de indígenas y hasta de vendedores de pescados. Ellos se percataron que, al momento de seguir a la mujer, esta se desplazaba hasta una vivienda que parecía una mansión, pero no duraba mucho tiempo allí. Las autoridades ingresaron al domicilio y encontraron a un hombre, este dio un documento de identificación legal, pero los policiales dudaron, pues la foto de la cédula era un rostro muy parecido al de cómo se vería el condenado hoy en día, por lo que el hombre confesó que sí, que él era Rubiel. Además, tenía una cicatriz en el dedo, lo que confirmó la identidad”, manifestó Arlex.

La captura de Díaz Londoño ocurrió el pasado viernes 19 de mayo en aquella casa que parecía una mansión y, al parecer, les ofreció dinero a los Policías para que lo soltaran, sin embargo, estos no aceptaron. El condenado fue trasladado el mismo día al Atlántico y le legalizaron la captura.