Cayó alias Camila, una peligrosa proxeneta y presunta líder de una organización criminal que movía el negocio de la explotación sexual infantil en Bogotá.
La mujer se escabullía de las autoridades con documentos falsos venezolanos haciendo pasar a sus víctimas como mayores de edad, pero lo cierto es que eran niñas de 15 años en promedio.
Pero no solo cometía el delito de explotación sexual infantil, sino también tenía maniobras para hacerle "brujería" a sus clientes que cada vez fueran más los hombres que solicitaran de sus 'servicios' ilegales.
Las autoridades indicaron que las víctimas eran obligadas a “embrujar” con rituales esotéricos a sus clientes para que se apegaran al placer que les brindaban.
La magia negra la realizaba la mujer capturada al fumar tabaco y rezar a los clientes, además mandaba a preparar bebidas, ungüentos y aceites para que las mismas jóvenes consumieran los supuestos brebajes y se aplicaran aceite en sus partes íntimas “con el fin de atraer demandantes de servicios sexuales”.
Los investigadores, luego de más de 120 días de seguimiento, identificaron cómo las adolescentes eran obligadas a trabajar con unas ganancias muy bajas, ya que lo poco que recibían se lo tenían que dar a la red criminal para poder cubrir los gastos de vivienda y hospedaje.
A algunas las obligaban a quedarse bajo el argumento de que no podían de salir de allí si no saldaban sus deudas. En medio del allanamiento y durante las diligencias se logró rescatar a cuatro adolescentes, cuyas edades estarían ente los 14 y 17 años.