Adalberto Barranco, docente fallecido
Adalberto Barranco, docente fallecidoCortesía
¿Qué Pasa?

Murió en la cancha: profesor de educación física de 60 años, murió mientras jugaba un partido en Cevillar

La comunidad de Cevillar y la IED Tierra Santa lamentan la repentina muerte de Adalberto Barranco, un docente recordado por su alegría, entrega y amor por el deporte.

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El barrio Cevillar, en el sur de Barranquilla, amaneció el domingo con una noticia que dejó a muchos en silencio: Adalberto Barranco, profesor de educación física y vecino querido del sector, falleció en plena cancha mientras jugaba un partido con sus amigos.

Según contaron testigos, el docente de 60 años participaba como cada fin de semana en un encuentro deportivo en la cancha del barrio. “Era el que más corría, el que animaba a todos. De repente se detuvo, se llevó la mano al pecho y cayó”, relató uno de sus compañeros de equipo, aún conmocionado.

De inmediato, los presentes intentaron auxiliarlo y llamaron a una ambulancia. Adalberto fue trasladado al Hospital de Nazareth, pero los médicos confirmaron que había llegado sin signos vitales, al parecer a causa de un paro cardíaco.

Su muerte ha generado tristeza en la comunidad educativa y entre sus seres queridos. En redes sociales, la Institución Educativa Distrital Tierra Santa —donde impartía clases— publicó un mensaje de condolencias en el que destacó su legado como educador:

“El profesor Adalberto Barranco dejó una huella imborrable con su dedicación, compromiso y amor por la enseñanza. Su legado permanecerá siempre en el corazón de quienes compartimos con él esta misión educativa.”

Familiares también expresaron su dolor. Brendys Barranco, nieta del docente, escribió: “Mi abue, solo le doy gracias a Dios por los momentos compartidos contigo. Siempre recordaré cuando me acariciabas las mejillas y me decías: ‘mija linda, tienes una cara linda’.”

Amigos y colegas lo describen como un hombre alegre, servicial y apasionado por el deporte, un profesor que creía en la disciplina, pero también en la sonrisa. Cada domingo encontraba en la cancha un espacio para compartir, reír y sentirse vivo.

Hoy, en esa misma cancha donde tantas veces celebró goles, sus amigos encendieron velas y guardaron un minuto de silencio. Algunos dicen que fue su manera de despedirse: jugando, como siempre quiso.

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