Luego de encontrar sin vida el cuerpo de Juan Pablo González en una celda en la que había sido encerrado provisionalmente el pasado 8 de noviembre, se crearon distintas líneas de investigación para dar con el motivo de su muerte.
Luego de los primeros hallazgos que señalaban que el recluso había sido asesinado, empezaron a ser investigados cinco agentes de policía que se encontraban de guardia en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de PuertoAranda, en Bogotá, donde fue hallado el cadáver.
Tras esto, este martes, los uniformados fuero presentados ante un juez de control de garantías y se les imputó el cargo de homicidio agravado en modalidad de dolo por acción u omisión en concurso heterogéneo con tortura, señalamiento del que todos se declararon inocentes.
Durante la sesión en la que los señalados fueron imputados, el juez reveló cómo habría sido la muerte de González, la cual se dio tras 27 minutos de tortura, los cuales le dejaron más de 50 lesiones en diferentes partes del cuerpo, entre las que se destacan hematomas, raspaduras y fracturas.
Sin embargo, eso no es todo, la autoridad también declaró que al detenido se le habría obligado a tomar la orina de otros reclusos, todo bajo la estricta supervisión de los cinco procesados.
La Secretaría de Seguridad informó que el hombre fue ingresado a la URI sobre las 2:12 p.m. y luego de esto, el occiso habría empezado a generar conflicto con otros reclusos, por lo que fue necesario cambiarlo de celda a una que se encontraba más llena.
Sin embargo, entre cambios de celda, el hombre pidió permiso para ir la baño, lugar donde fue abordado por otros detenidos quienes le propinaron una fuerte golpiza, la cual le produjo la muerte.