Un drama que terminó en la muerte de su bebé con la casi totalidad de semanas necesarias para el nacimiento, padeció Amanda Alejandrina Eliscaray Lozada , una inmigrante venezolana que había logrado llegar hasta la ciudad de Barranquilla, pero por decisión de su esposo y ella misma, preferían que su hijo naciera en su país y cuando estaban a punto de salir de Colombia, el parto se precipitó en pleno viaje entre Santa Marta y Riohacha y el bebé salió sin tener un soporte médico.
Ella viajaba en uno de los buses interdepartamentales que había tomado en la madrugada en Barranquilla. Cuando habían pasado Santa Marta, en la ruta a Paraguachón, los dolores que ya estaba sintiendo desde hacía tres días atrás, se intensificaron. Llegó un momento en el que no pudo más y pidió ayuda por lo cual fue socorrida por varios pasajeros.
La mujer inició su parto dentro del bus, en el que habían pedido una ambulancia, la cual llegó tras varios minutos, pero el bebé ya estaba afuera y no había sido asistido correctamente. Adriana Alejandrina y su bebé fueron trasbordados al vehículo de las urgencias y en este la condujeron hasta el Hospital Nuestra Señora de los Remedios Riohacha, por estar más cerca que las demás ciudades.
Fueron internados en la urgencia y llevados hasta la sala de parto donde el médico especialista de turno dictaminó que la criatura había llegado sin signos vitales.
La mujer siguió en la sala de partos y fue intervenida para limpiarla de los restos de placenta que aún tenía en su abdomen por no haber sido tratada por un especialista.
El cuerpo del niño que pesó 2.600 gramos fue llevado hasta la refrigeración de Medicina Legal y se hicieron trámites con la Fundación Gente como Uno para que se hicieran cargo de diligenciar el ataúd y pedir las autorizaciones necesarias para darle sepultura en el cementerio de esa organización.