Por mucho tiempo el comerciante Julio César Salgado Pérez se mantuvo en el anonimato y con ello logró hacerle el quite a una orden de captura que tenía vigente por el delito de porte ilegal de armas de fuego. Bastó que estuviera involucrado en el asesinato de un perro en el barrio Bogotá, de Sincelejo, donde reside, para que le resultaran estas cuentas con la justicia y ponerse a salvo con ella.
El reporte de la Policía Nacional da cuenta que la orden de captura contra Salgado Pérez fue proferida por el Juzgado Primero Penal del Circuito de Sincelejo con función de conocimiento.