Un conflicto entre vecinos que venía desde el año 2015, parece estar llegando a su fin. El Distrito de Barranquilla intervino la vivienda ubicada en la carrera 46 con calle 93, para llegar a un acuerdo que permita resolver los problemas de cohabitación en una zona del barrio El Poblado.
A primera hora de la mañana la Personería, Barranquilla Verde, Fiscalía, sociedad protectora de animales, Cuerpo de Bomberos entre otras instituciones, dirigidas por el inspector noveno de policía Augusto Amaya, llegaron al lugar para atender el llamado de los vecinos frente a los posibles problemas de salubridad generados por la tenencia de 40 gatos y 22 perros, así como el excesivo vertimiento de agua a la zona pública.
“Nuestro alcalde, preocupado por la seguridad y la convivencia, dijo que teníamos que darle solución a esta situación. Eso es lo que estamos haciendo hoy aquí, dándole solución institucionalmente. Está la Fiscalía, sociedad protectora de animales, Personería, entre otras entidades, con el fin de salvaguardar la vida de las señoras”, manifestó Augusto Amaya.
Agregó que el fin de la visita era lograr un dialogo con Ana María Vadala de 50 años, y su madre de 80 años, para encontrar una solución conjunta a la problemática, lo cual no fue posible puesto que las mujeres, al percatarse de la presencia de los funcionarios, lanzaron piedras, vidrios y agua, lo que obligó la presencia de agentes de Policía.
Ante esta situación, las autoridades decidieron trasladar a ambas señoras hasta un centro asistencial, para que fueran atendidas por un médico que generara un diagnóstico sobre la salud física y mental de las mujeres.
Este proceso duró aproximadamente dos horas, puesto que se opusieron al traslado, porque no querían abandonar su vivienda. Para lograr el traslado fue necesario que los policías y paramédicos las cargaran y acostaran en las camillas de las ambulancia.
Tras el traslado de las mujeres, los funcionarios de la Alcaldía Distrital y de la Policía ingresaron a la vivienda para inspeccionar el lugar. EL HERALDO también ingresó con el permiso de la Personería.
El traslado
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Las mujeres recibieron a los funcionarios con piedras, vidrios y agua por lo que fue necesaria la presencia de la Policía. Ana María, de 50 años, fue la primera en ser trasladada a una clínica de la ciudad, para ser atendida por los médicos y obtener un diagnóstico acerca de su salud.
En una segunda ambulancia, las autoridades subieron “a la fuerza” a la madre de Ana María, una mujer de 80 años de edad, para trasladarla a un centro de salud.
Este procedimiento fue lo primero que se hizo para poder intervenir la vivienda.
Tras lograr ingresar a la casa para realizar la inspección, funcionarios del Distrito encontraron algunos de los animales con plásticos atados a sus patas y cuello.
Antes de pasar la puerta de entrada a la casa, a cada una de las personas que ingresó se le entregó un tapabocas, debido al fuerte olor que emanaba del interior de la vivienda.
Dentro de la casa, el panorama fue “estremecedor”, el hedor cubría todos los espacios al punto de que ni los tapabocas eran suficientes para evitar percibirlos. Había heces fecales en cada paso que se daba, ropa e innumerables cajas llenas de objetos deteriorados y con polvo, los cuales impedían una libre movilización.
Había decenas de caninos visiblemente débiles, sucios, algunos con peladuras y rodeados de excremento, comida y vomito por toda la vivienda.
Los perros que se encontraban en la parte de afuera se veían en buenas condiciones, pese a la suciedad y a la acumulación de desechos.
En la cocina se encontraron más de 30 gatos amarrados con nailon en la parte del cuello. Estaban en un estado bastante crítico encima de los mesones y dentro de varias canastas.
“Los animales se encontraron delgados y deprimidos, la mayoría aparentan algún tipo de enfermedad viral por las condiciones en que se observaban”, manifestó Andrés Polo, médico veterinario que estuvo en el procedimiento.
Los perros que se encontraban afuera del inmueble se veían en buenas condiciones, pero en una de las habitaciones había unos 10 caninos que tenían lesiones de piel, al parecer, producidas por la suciedad.
En la segunda planta, se encontraron algunas ratas muertas que emanaban olores putrefactos. En las habitaciones se observó el mismo panorama: cajas, ropa y excrementos.
Tras un recorrido por el lugar, la Fundación de Cuidado Animal (funcuan), organización encargada de los programas de bienestar animal, se ocupó del traslado de los animales a un centro asistencial, para su tratamiento médico.
“Cuando se encuentren en buen estado se buscará un hogar digno. No podemos permitir que regresen a este lugar, por un problema de tipo emocional los animales no pueden seguir viviendo en estas condiciones que no son conforme a la ley”, explicó Carolina Novoa, inspectora de apoyo de la Alcaldía de Barranquilla.
Por otro lado, miembros del Cuerpo de Bomberos se encargaron de podar los árboles sembrados en el jardín y antejardín de la vivienda, de tal manera que se pudiera limpiar el exterior del inmueble.
Cabe resaltar que uno de los primeros inconvenientes con los vecinos fue, precisamente, la cantidad de plantas que impedían el paso de los transeúntes, y que además, en las noches, generaba inseguridad en ese sector.
Para finalizar, el Distrito hizo un llamado a la familia de las mujeres, para que se apersonen de la situación y las ayuden con el mantenimiento de la casa.
Opinión | ¿Por qué este caso?
Fredy Sánchez, médico especial en psiquiatría, revisó las imágenes captadas en el interior de la vivienda, para analizar el caso. El especialista manifestó que usualmente a este tipo de personas se les suele llamar acumuladores compulsivos. Normalmente, sufren un trastorno mental que está asociado con otras patologías. “Antes era conocido con el nombre de ‘trastorno excesivo compulsivo’.
Tiene varias formas de presentación; es más común en mujeres que en hombres. El 25% de la población puede tener alguna tendencia de acumulación de tipo compulsivo”, manifestó el galeno.
“Por lo regular, estas personas pueden tener problemas graves en las relaciones interpersonales con la sociedad, les cuesta socializar, tienden a ser aisladas, son gente que vive en sus casas encerrados y para ellos es muy difícil desprenderse de lo que para ellos es importante”, agregó.