Una mujer dio a luz en el asiento trasero de un taxi cuando llegaba al hospital Rosario Pumarejo de López, en Valledupar. Empezó con los dolores de parto, por lo que junto a su esposo tomó el vehículo de servicio público, pero no aguantó y en el trayecto tuvo a una niña, en medio del nerviosismo de su compañero sentimental.
“Ella se quejaba con mucho desespero, ya que cada vez los dolores de parto eran más agudos a medida que avanzábamos, el esposo iba nervioso y le pedía que aguantara, cuando íbamos por el barrio Dangond decía que no podía mientras yo trataba de aumentar la velocidad del carro”, relató el taxista Gustavo Rivera, quien reconoció que en los 20 años que lleva en este oficio, es la primera vez que sortea una situación como esta.
Dijo que en inmediaciones del barrio El Pupo una pareja le hizo una señal de pare para abordar el servicio. El hombre le pidió que los llevara lo más rápido al hospital porque su mujer estaba a punto de tener el parto.
Enseguida se subieron en la parte de atrás del automóvil Kía Picanto y el conductor aceleró la marcha, mientras la mujer tenía las contracciones, dando a luz a la bebé, casi llegando a la puerta del hospital, donde la recién nacida fue sacada del vehículo junto a la mujer, y trasladadas al interior del centro asistencial.
“Llegamos a urgencia del hospital y esperaba que reaccionaran de inmediato, pero no, más bien tuve que discutir para que la recibieran porque si era urgencia, trajeron una silla de ruedas y les dije que no, y cuando vieron que de verdad era urgente, fue cuando llegaron con una camilla.”, contó Guevara.
Continuó: “empecé a grabar todo, pero me decían que no podía hacerlo, no estaba grabando el momento del parto en sí, porque entiendo que es una intimidad, pero si lo que estaba pasando a las afueras de mi carro”,
Al llegar recibieron a la niña y le cortaron el cordón umbilical para separarla de la madre, luego una enfermera cargó a la recién nacida en sus brazos y la llevó al área de pediatría, donde se conoció que se encuentra en buen estado de salud, al igual que la mujer.
El taxista luego de dejar sanas y salvas a la mujer y a su bebé, se dirigió a un lavadero para limpiar la parte trasera del vehículo que se convirtió en una ‘sala de parto’, quedando con la satisfacción del deber cumplido, y seguir trabajando, recorriendo las calles de la ciudad en busca de su sustento.