Con voz entrecortada, casi sin poder articular las palabras y con los ojos empozados por las lágrimas, una de las víctimas de Johan Sabid Niebles Torres, alias Machete, el mototaxista procesado como violador en serie, le contó a AL DÍA aspectos inéditos de la agresión sexual de la que fue víctima de este, la noche del pasado 17 de marzo en un trocha entre Malambo y Galapa.
La víctima tenía 18 años cuando Niebles la violó, el sábado 27 de abril cumplió 19, y ahora trata de reconstruir su vida y seguir adelante para dejar atrás las secuelas físicas y psicológicas que le dejó el ataque.
Su meta inmediata es retomar de nuevo sus estudios y volver a salir a la calle sin miedo a ser violentada otra vez.
¿Cómo empezó todo? “En la tarde del pasado 17 de marzo estaba en el barrio Los Robles visitando a un amigo. Cuando salí ese depravado se me acercó y me ofreció la carrera de mototaxi. Fingió ser buena persona, se mostró como alguien normal, como para que yo sintiera confianza y me subiera en su vehículo”.
¿Qué pasó después? “Cuando me subí en la moto enseguida aceleró y se desvió por las trochas de Los Almendros, por los lados de atrás de Altos de Los Robles, dizque para salir más rápido a donde yo iba y evadir los retenes porque le faltaba un papel de la moto. Empezó a meterme conversación y a preguntarme detalles mínimos para ganarse mi confianza, y tal vez para que no me diera cuenta de que se estaba desviando del camino por el cual me tenía que llevar”.
¿Cuándo se dio cuenta que algo iba mal? “En cierto momento me empezó a llevar por las trochas que están por Granabastos para salir a Malambo, y yo le pregunté que para donde iba, que ese no era el camino, y me respondió que estuviera tranquila que él iba a salir por la sexta entrada. Le dije llorando ‘señor yo quiero irme para mi casa, porque mi mamá ya debe estar preocupada por mí’, pero me respondió que era un amigo y que no me iba a pasar nada, pero yo sabía que eso no era cierto, pero tenía miedo de que me fuera a matar porque me dijo que estaba armado”.
Y luego ¿qué ocurrió? “Cuando se metió más por la trocha de la sexta entrada cambió, se puso violento, me dijó que me callara, que más valía que me portara bien porque donde me portara grosera me iba a ir peor y me iba a matar. Me amenazó y me repitió que en la mariquera cargaba un arma de fuego y una navaja y me iba a matar si me ponía pesada. Luego me metió mucho más adentro, por unas trochas que quedan ya casi en Galapa y allá me dijo que me bajara de la moto”.
¿Cómo recuerda a su atacante? “Él no me daba la cara, me evadía, pero yo lo reconozco por la parte inferior del rostro, las manos velludas, las cejas, los ojos claros y el tono de voz, aunque me hablaba con un tono bajo y acento caleño, como impostando la voz, pero a ratos le salía su verdadera voz. Es algo que nunca voy a olvidar”.
Se bajó de la moto y ¿qué pasó? “Estaba muy nerviosa, tenía miedo de que me fuera a matar, me amenazó con las dos armas que llevaba en la mariquera, me golpeó en la cara, me maltrató, y me dijo que me callara. Me ordenó que me quitara la ropa y con el mismo buzo que yo llevaba me lo amarró en la cara y luego abusó sexualmente de mí dos veces, ya se imaginará cómo. Me violentó, me pegó, me jalaba por el cabello y me decía que no dijera nada porque me iba peor. Cuando terminó conmigo le supliqué que no me fuera a matar, que si quería le daba una bolsa de alimento que llevaba, pero que no me fuera matar”.
¿Cómo logró escapar? “Después que hizo lo que le dio la gana conmigo me dijo que me vistiera porque me iba a dejar cerca a mi casa. Cuando yo estaba en eso, con la cara todavía tapada por el buzo, lo dejé de escuchar, dejé pasar un rato, me quité el buzo de la cara y ya él no estaba, eran como a las 8:30 de la noche. Empecé a correr, creo que más de un kilómetro y llegué a la carretera de Caracolí, pasó un mototaxi con dos hombres y les pedí ayuda porque había sido víctima de una violación, pero estas personas hicieron caso omiso a mis suplicas. Luego un joven, muy cordial, muy amable, pasó y me vio con esos nervios, llorando, me ayudó, me socorrió y dio aviso a las autoridades y mis familiares”.
¿Recibió atención médica? “Sí, estuve hospitalizada cuatro días a través de mi EPS que hizo toda la atención en coordinación con Medicina Legal. Se recogieron las muestras, me hicieron los exámenes correspondientes y me brindaron la atención psicológica”.
¿Qué secuelas le quedaron del ataque? “Siento mucho miedo de salir a la calle, estoy muy afectada psicológicamente, tuve que dejar de estudiar mientras asimilo lo que me pasó. Esto es muy duro, muy duro, pero sé que Johan Sabid Niebles Torres es el tipo que me violó, por su voz, por las manos, por las cejas y parte de su cara, cuando me llamaron a reconocerlo lo supe inmediatamente, apenas habló y lo vi supe que estaba frente al tipo que me había hecho tanto daño”.
¿Qué esperan de las autoridades? “Espero lo mismo que todas las víctimas, que a Johan Sabid Niebles Torres le caiga todo el peso de la ley. No es fácil la situación por la que estamos pasando, pero esperamos que las autoridades se encarguen. Si este hombre queda en libertad va a volver a violar, lo importante es que pague por sus crímenes”.
¿Ha recibido amenazas? “No he ido a las audiencias, pero me dicen mis familiares que él trata de intimidarlos con la mirada, los mira fijamente. La verdad uno no sabe qué relaciones tenga este tipo, y existe la posibilidad que le mande a hacer algo a uno, vivimos con ese miedo, pero es más fuerte el deseo que se haga justicia y que este depravado nunca más le ponga un dedo encima a otra mujer”.
¿Qué mensaje le envía a la ciudadanía para evitar que casos como el suyo ocurran? “Que no confíen en cualquier persona que llega a ofrecerles un servicio de la nada, porque estas personas, los violadores, son observadores, están al acecho. Uno tiene que ser muy desconfiado porque mucha gente son lobos disfrazados con piel de oveja”.
‘Van ascendiendo y pueden llegar a matar’
Maritza Osorio, psicóloga clínica, explicó que los violadores en serie son personas con una estructura de personalidad que se denomina perversa desde el punto de vista del psicoanálisis.
“Estas personas tiene la capacidad de entender la diferencia entre lo que es correcto y lo que es incorrecto, pero deciden hacer lo incorrecto desde la clandestinidad, porque saben que no es permitido por la sociedad desde lo moral y/o por las leyes. Por lo que saben cómo deben comportarse de una manera aceptable para la sociedad, como lo es teniendo un trabajo respetable, una familia, una pareja, una buena relación con sus amigos, familia y con la sociedad en general.
Sin embargo, usan esas conductas socialmente aceptadas como fachada para poder cometer actos delictivos, por ejemplo violar. Sería el caso de Johan Sabid Niebles Torres quien tiene esposa e hijos y fingía prestar un servicio de mototaxi y ser una buena persona, un tipo normal y buena gente, para atraer a sus potenciales víctimas.
Este tipo de individuos son depredadores sexuales, o sea, la manera de satisfacer sus deseos sexuales es haciéndole daño a otra persona.
Una persona sana satisface sus necesidades sexuales a través de relaciones consentidas con una pareja hasta llegar al orgasmo; pero los individuos perversos no encuentran una satisfacción total de esa manera y recurren prácticas agresivas para encontrarla.
Son conductas que ellos ven como normales una vez que pasan la barrera de lo aceptable y lo no aceptable socialmente. Ellos van ascendiendo en la peligrosidad de la conducta desde observar, tocar, robar hasta que llegan a violar, e incluso matar en el peor de los escenarios, que podría ser el caso de Tomás Maldonado Cera, conocido como ‘El Satánico’, procesado por el asesinato de la ama de casa Brenda Inés Pájaro Bruno, quien sería un violador y asesino serial de mujeres”, puntualizó para AL DÍA Maritza Osorio, psicóloga clínica.