Jesús Murillo Mosquera tenía nueve hijos de crianza y 20 nietos, pero en la noche de este miércoles sus familiares se enteraron que jamás lo volverían a ver, pues el vigilante de 62 años fue asesinado por dos delincuentes, quienes para quitarle el arma de dotación le arrebataron la vida con dos balazos.
“Todos lo adorábamos, todos estamos súper mal con esta noticia, él no se merecía esa muerte tan vil que tuvo a manos de dos antisociales”, dijo Marbelis Meza, una hijastra de la víctima mortal, quien agregó que su ser querido llevaba siete meses laborando en el conjunto residencial donde fue asesinado. El crimen ocurrió en la carrera 12 con calle 74, en el barrio El Manantial, de Soledad.
“Estábamos en la casa y mi hija me preguntó si el abuelo estaba trabajando y yo le dije que estaba de descanso. Luego mi hija se me acercó y me dijo que en el celular había visto una noticia donde habían asesinado a un vigilante que tenía los apellidos de su abuelo”, agregó.
Meza continuó diciendo que de inmediato llamó al celular de Murillo Mosquera y contestó su supervisor. “Él (supervisor) nos dijo que hubo un altercado en el cual Jesús había muerto. Enseguida todo se puso horrible”, aseveró Marbelis, quien también contó que la Sijín de la Policía la llamó para decirle que ya habían hecho el levantamiento del cuerpo.
De acuerdo con la Policía, el homicidio ocurrió cuando el hoy occiso se encontraba laborando en la parte externa del condominio y fue abordado por dos sujetos que se movilizaban en una motocicleta. Seguido, los delincuentes sacaron un arma de fuego e intimidaron al vigilante para quitarle su arma de dotación, sin embargo, según las autoridades, la víctima mortal se opuso al hurto y fue ahí cuando la impactaron en dos ocasiones, muriendo en el lugar.
“Fueron a robarle el arma de dotación y él no se dejó, lo mataron e igual se llevaron el arma”, explicó la mujer. Respecto a las investigaciones, Meza indicó que las autoridades ya tienen pistas y que “esperamos que se haga justicia con las capturas”.
Este medio conoció que la víctima mortal vivía en el barrio Conidec, de Barranquilla. “Mi papá tenía el alma muy noble. Deja a sus hijos de crianza, a sus nietos, a mi mamá, quien a raíz de su muerte está muy mal”, concluyó Marbelis.