Como ya es tradición en este municipio atlanticense, ayer viernes santo los feligreses salieron a flagelarse en Santo Tomás. La jornada se desarrolló en completa normalidad, con una asistencia masiva de tomasinos y visitantes. En el recorrido no solo participaron hombres, también se vieron mujeres cargando cruces pesadas y devotos religiosos caminando con los pies descalzos, y otros de espaldas.
Manda por salud
Entre las mujeres que participaron en esta muestra de fervor religioso estaba Etilvia Herrera, barranquillera, de 55 años, quien cumplió su tercer año como penitente. En esta oportunidad recorrió dos kilómetros con pasos descalzos, mientras se azotaba sin piedad con la ‘disciplina’, el fuete que remata en bolas de cera que utilizan para flagelarse la espalda. Acompañada de sus familiares, Herrera aseguró que está pagando una manda por la salud de un sobrino, quien estuvo en delicado estado de salud y fue curado gracias a un milagro de Dios.
“Las promesas a Dios se cumplen, yo estoy cumpliendo con una manda por mi sobrino, que gracias a un milagro se salvó y esta es mi forma de agradecerle a Dios”, manifestó la valerosa mujer.
Etilvia hizo parte de las 25 personas que ayer salieron se azotaron la espalda en Santo Tomás, en cumplimiento a la tradición en este municipio de la banda oriental del Atlántico.
La jornada no tuvo contratiempos, la multitud se aglomeró a lado y lado de la llamada calle de la Ciénaga, por donde se hace el recorrido, y esperó pacientemente hasta el último penitente.