“El 25 de diciembre de 2003 asesinaron a mi esposo, Víctor Miranda. Quedó indefenso en una riña”, recordó ayer Juana Cantillo. El 18 de septiembre de 2011 mataron a cuchilladas a su hijo Brayan Miranda Cantillo; y el 29 de mayo de 2017, una puñalada en el pecho acabó con la vida de su otro hijo, Jonathan Miranda Cantillo. “No aguanto una muerte más”, relató este miércoles la mujer acosada por el llanto.
Víctor, Brayan y Jonathan, son los muertos que le duelen en el alma de Juana Manuela Cantillo Pacheco. “Primero matan a mi esposo, luego a mis hijos, ¿qué cosa hice mal?”, susurró.
Víctor fue asesinado a machetazos por una turba enardecida que iba golpeando con objetos contundentes a cuanto desprevenidoquedaba en medio de una batalla campal librada en los alrededores de la cancha de fútbol situada en la calle 63 con carrera 9K, barrio El Bosque, a una cuadra de donde aún reside la mujer.
Brayan, de 18 años, falleció en el paso El Bosque tras participar en una pelea ocurrida en el mismo barrio. Cuentan que intentaba defender a un amigo cuando fue herido mortalmente con un arma blanca.
Finalmente, el pasado lunes a las 3:30 p.m. mataron a Jonathan, de 22 años. Como su padre y hermano, también fue asesinado con arma blanca, en el barrio El Bosque y en el sector de la cancha. “No tengo palabras, no sé qué decir. Ellos no eran rateros o marihuaneros, qué tienen contra mi familia, a todos me los quieren matar”, expresó Juana con el poco aliento que le queda tras padecer el reciente asesinato de Jonathan, el segundo de sus cuatro hijos.
"JONA ERA EL HOMBRE DE LA CASA"
En la terraza de su vivienda, calle 63D No. 9K-120, Juana Cantillo atendió ayer a AL DÍA y recordó a Jonathan, o el ‘Pato’, como era referenciado por sus allegados.
Pasaron más de 48 horas desde la muerte de su hijo y los ojos de Juana aún estaban húmedos, el dolor en el rostro era evidente.
“Trabajador, recochero y consentidor”, fue como Juana describió al ‘peluquero de la cuadra’, que cobraba 4 mil pesos por el corte de cabello, pero que si le llevaban menos dinero, también motilaba, “porque siempre pensaba en los demás”, manifiesta la apesdumbrada mujer.
Jonathan Miranda Castillo
Con lo poquito o mucho que ganaba como barbero, el ‘Pato’ ayudaba a su mamá, y hermanos menores, hembra y varón.
“Me quitaron al hombre de la casa, el que veía por nosotros. Extrañaré su cariño, incluso pelear con él por bobadas”, continuó Juana mientras miraba las sillas donde ‘su niño’ atendía a los clientes, un mueble gastado por el uso y un par de sillas azules que tienen las marcas del sol y el trasegar de un lado a otro.
PERO, ¿POR QUÉ MATARON AL ‘PATO’?
A la par de Juana Manuela, también lloraban Junior y Geraldín Pacheco Vargas, que además de ser hermanos, eran cuñado y pareja sentimental de Jonathan, respectivamente.
Junior y Geraldín Pacheco Vargas
“Mi Jona se levantó bien temprano, como nunca. Pasó toda la mañana motilando a los pelaos de la cuadra, a todos los dejó arreglados, incluso me sacó las cejas, de hecho fue lo último que hizo en la tarde”, manifestó Geraldín, de 17 años.
Mientras Jonathan le perfilaba las cejas a su novia, en la cancha del sector su cuñado era acosado por Esneider Caballero, apodado el ‘Botija’. “Estaba jugando fútbol con los pelaos cuando salió Esneider y pateó el balón lejos, se los botó. Le reclamé por su acto y por ello intentó puyarme los ojos con los dedos”, dijo Junior, de 15 años.“Mi hermano entró a la casa y le contó a Jona lo sucedido, traté de aguantarlo pero me dijo que todo estaría bien, que solo le iba a reclamar, sin buscar problemas”, recordó Geraldín.
Esneider Caballero, apodado el ‘Botija’
“Salió de aquí sin armas, solo quería arreglar las cosas. Pienso que se confió, nunca esperó que ese sujeto lo atacara con la daga que portaba”, añadió la mujer.
Jonathan recibió la puñalada en el pecho, herida que le causó la muerte minutos más tarde en el Paso El Bosque.
“Me dejaron sin Jona. Teníamos sueños, él quería tener un bebé conmigo, él no sabía vivir sin mí, ahora no sé cómo viviré sin él”, siguió Geraldín.
“Jonathan solo buscaba poner en su sitio a Esneider, porque era un abusivo, morboso, a las mujeres las trataba mal de palabras”, dijo Berenice Vargas, suegra del occiso.
“Quiero que se haga justicia, porque lo mató como un perro. Ese tipo tenía intención de matar a alguien, pudo ser cualquiera”, agregó Berenice.
Amelia Isabel Ospino Utria, madre de Esneider, visitó a su hijo en la URI, y allí habló con AL DÍA. “Lo que dicen de mi hijo no es así, él reaccionó ante la provocación, creyó que el muchacho estaba armado”, afirmó.
“Esneider no es malo, incluso estaba estudiando enfermería, pero se salió porque no tenía plata. Le dijimos que se entregara y así lo hizo”, finalizó.
Ayer las 4 p.m. en el cementerio Calancala, familiares y amigos le dieron el último adiós a Jonathan Miranda Cantillo.