Los conflictos por las denominadas fronteras imaginarias en el barrio 7 de Abrill, fenómeno social por el que tanto luchó para erradicarlo, fue el que, al parecer, le terminó costando la vida a Kevin Jesús Senior Altamar. El joven, de 23 años, fue asesinado la madrugada del domingo cuando intentó mediar en una pelea generada por este tipo de disputas.
El hecho ocurrió en la calle 49 con carrera 15 sur, a las 3:30 de la madrugada. Según cuentan algunos testigos, Kevin se movilizaba en una motocicleta prestada, con él iba un tipo apodado 'el Chino' que residía en la parte de ‘abajo’ de 7 de Abril, cerca de la casa del ahora occiso. Que 'el Chino’ perteneciera a la parte de ‘abajo’ del barrio (calle 52 con carrera 10), fue lo que molestó a un grupo de jóvenes pandilleros de la zona de ‘arriba’, conocidos como los Rastas, quienes se tornaron agresivos pese a que Senior buscaba evitar el pleito.
Senior recibió una puñalada en el cuello y otra en la cara. Murió desangrado en el pavimento mientras que ‘el Chino´' huía, y los agresores se llevaban las pertenencias (hasta la moto) de la víctima. El coronel Jesús De los Reyes, comandante operativo de la Policía Metropolitana, responsabilizó a integrantes de los Rastas como autores del crimen, y señaló directamente a un sujeto al que distinguen con el alias del 'Gato'.
DE LOS PEÑONES A LA PAZ
Fútbol y liderazgo, dos aspectos que marcaron la vida de Kevin Jesús Senior Altamar, quien más allá de tener una época de conducta inapropiada dejó un legado importante en 7 de Abril, donde nació y se formó. “De niño era muy colaborador, juguetón y cariñoso. El balón era su mejor amigo, para él todo era fútbol”, recordó Medardo Antonio Senior, de 51 años, padre de Kevin.
"A pesar de ser el segundo de cinco hermanos, muchas veces parecía el mayor, por su forma de actuar”, agregó. Kevin Jesús tuvo un par de años difíciles, de los 12 a los 13, porque el entorno lo afectó sin importar las bases de crianza que le brindaba su hogar o colegio. “Cuando llovía salían las pandillas de la localidad a tirarse piedras y sí, mi hijo lanzaba peñones, pero por la impotencia de ver que dañaban su barrio”, reconoció Medardo.
Medardo Antonio Senior señala a su hijo formando en uno de los equipos de fútbol en los que jugó | Al Día
La gran cualidad de Kevin estuvo en hacer un alto en el camino, soltar las piedras y abrirse al diálogo. “Mi hijo vio que la violencia no era el camino, eso no le dio tantos frutos como el hablar o escuchar”, finalizó Medardo, quien durante la entrevista usó gafas oscuras para ocultar el desgaste de los ojos, llenos de dolor y aún humedecidos por las lágrimas.
Fue el acto reflexivo de apartarse de la violencia y acercarse al diálogo lo que hizo que el programa de resocialización de jóvenes de la Alcaldía, Va Jugando, notaran en Kevin un buen potencial y lo atrajeron. Kevin se convirtió en soldador y padre de una niña de 10 meses.
OBRÓ EN OTROS JÓVENES
Una de las cosas que más ayudó al mensaje de tolerancia enviado por Kevin Jesús fue el hecho de no cambiar su forma de ser, seguía siendo el mismo joven que se untaba de barrio. “Kevin nos hablaba claro. A mí me decía ‘Bembi, no te quiero ver esquineando, no me vaya tocar verte en un cajón’, y miren lo que pasó”, expresó Elías Palencia, una de las tantas almas que Senior les ganó a las pandillas.
“Por Kevin fue que no me mataron un día (hace dos años). Él jugaba una final en la cancha San Martín y yo lo quería ver, pero esa zona era prohibida para mí, pero de todos modos subí”, relató Palencia en voz baja y quebrantada.
“Estando en la cancha me atacaron estaba listo para que me ‘dañaran’ (mataran), y Kevin dijo ‘déjenlo sano que viene conmigo, todo bien’, y eso fue todo. Ese pelao acabó con las fronteras en estos barrios, lo que pasó el domingo ya no se veía”, añadió el joven de 18 años.
Luis Montaño ha llorado hasta más no poder por la pérdida de su gran amigo, al que llamaba hermano | Al Día
Otro que le debe mucho a la memoria de Kevin Jesús es Luis Ángel Montaño, su mejor amigo. “Hubo un tiempo que no quería seguir en mi casa y él me tendió la mano, le dije que quería motilar y puso su cabeza para que ensayara con él, era como mi hermano”. Montaño hoy es barbero y tiene su establecimiento propio debido a que Senior le ayudó a tramitar un crédito mediante el programa Va Jugando.
“Él me prometió que sería un barbero con todos los juguetes y míreme”, añadió Luis Ángel, a quien también le tenían ‘hambre’ (ganas de matarlo) en una zona prohibida, en la que hoy puede caminar tranquilamente por las gestiones pacifistas de su ‘llave’. “A mi hermano solo lo honraremos si protegemos el legado que dejó. Haciendo la paz, más nada, porque él dio la vida por cada uno de los jóvenes perdidos del barrio”, concluyó Joel Senior, hermano mayor del occiso.