Este jueves EL HERALDO accedió a una denuncia interpuesta por 3 jóvenes internadas en la
Clínica de la I.P. Salud del Caribe, que atiende a pacientes psiquiátricos, y que involucra a un empleado de la institución.
Según se lee en el texto, que desde el 21 de marzo está formalmente interpuesto por dos de las víctimas ante la Fiscalía, Yeison David de la Cruz Muñoz, enfermero del lugar, habría aprovechado la condición de vulnerabilidad de las mujeres para acceder a ellas y abusarlas, con el agravante de que las tres se encontraban bajo los efectos de los medicamentos que se les suministraba en el establecimiento. Los actos sucedieron por separado en el trascurso de una semana.
Además, este diario conoció el testimonio de dos de las jóvenes, que a su vez se había puesto en conocimiento de los encargados de la clínica, así como de funcionarios de Medicina Legal que adelantan junto con la Fiscalía las investigaciones.
Una de las mujeres contó que su caso tuvo lugar cuando en la clínica le hicieron el cambio de uno de sus medicamentos, que le producían efectos “más fuertes” y que la mantenían con sueño.
“Esa droga borraba parte de los recuerdos de lo que hacía en el día. Yo le manifesté eso al doctor, pero no me retiró el medicamento sino que me bajó la dosis de los otros fármacos y este lo mantuvo en la receta”, relató la paciente.
Estando bajo los efectos de esa medicina, el domingo 16 de mayo la mujer asegura que el enfermero llegó hasta la puerta de su cuarto, le mostró sus partes íntimas y se fue.
“Nosotros en algún momento intercambiamos números de teléfono. Él después que se fue me escribió por WhatsApp para que bajara a enfermería porque se estaba tocando. Yo no baje, pero él insistía y me hacía video llamadas para que lo viera”, detalló la mujer.
Posterior a ese episodio, pasaron unos minutos y la víctima decidió bajar a buscar agua, por lo que le pidió a otro enfermero que le abriera la puerta del pasillo que de las habitaciones conduce hasta donde estaba el botellón.
“Yo pasé hacia esa área de la clínica y el agresor se dio cuenta, entonces decidió cerrar la puerta y quedarse en la escalera esperándome. Luego llené mi termo y me dispuse a subir y me lo encontré de frente con su miembro afuera. Yo retrocedí, pero él no me dejó pasar y por el contrario me sujetó y me comenzó a besar”, relató la paciente.
En ese momento el enfermero le agarra la mano a la mujer y se la coloca en sus partes íntimas para luego proceder a hacerle tocamientos.
La mujer resaltó que son pocos los recuerdos que tiene de ese momento, pero aseguró que el hombre después la llevó a una sala de espera siguió abusando de ella.
“Yo estuve durante todo ese tiempo dopada. Después él limpió todo y como si nada pasara me dijo que me fuera de ese lugar, pero como la puerta estaba cerrada no pude pasar a las habitaciones y esperar que mi agresor me dejara pasar”, relató la mujer.
Después de esa situación la paciente se fue al y cuarto y se encerró. Minutos después, aseguró la víctima, que el agresor llegó a su cuarto y le dijo que lo que había ocurrido había sido bajo consentimiento. “Me dijo que si alguien sabía de eso yo iba a quedar mal como persona”.
Otra de las victimas manifestó que el sábado 15 de mayo, cuando se dirigía a su cuarto, fue abordada por el enfermero que se encontraba de turno, quien le hizo unas preguntas relacionadas a su estado de ánimo.
“Comenzó a preguntarme que cómo estaba y que si quería un abrazo. Yo no contesté y solo encogí los hombros y él me dijo que fuera a un punto de la clínica donde no hay visual de las cámaras de seguridad. Él llegó me abrazó y me dio un beso entre la mejilla
y la frente y me confesó que él también era paciente psiquiátrico”, relató una de las víctimas.
La táctica del enfermero era clara: quería ganarse la confianza de la mujer. “Me advirtió que lo que él me acababa decir debía quedar solo entre los dos”.
Dentro del relato hay un detalle que la denunciante dice que le llamó la atención y es que el enfermero supiera que ella tiene piercings en sus senos.
“Normalmente yo me cambio en el baño (allí no hay cámaras), pero un día por el efecto de los medicamentos lo hice en mi cuarto y supongo que me observó a través de las cámaras que están en los cuartos”, dice la mujer.
“Estando en la habitación no podía dormir por mi ansiedad. El enfermero se dio cuenta y llegó a preguntarme por qué no me dormía. Me trajo un medicamento que me advirtió que debía quedar entre los dos. Me lo tomé y me quede dormida”, continúa.
EL HERALDO intentó contactar a los voceros de la I.P. Salud del Caribe, pero estos no respondieron a las llamadas ni los mensajes.