Una loma forma la cuadra del barrio Las Américas que las autoridades han bautizado como “la Zeta”, el lugar donde se desarrolló la balacera que el viernes anterior dejó cinco muertos, incluyendo a un agente de la Policía Judicial, Sijín.
En lo más alto de esa cuadra, ubicada en la calle 51E con carrera 3A, está el sitio exacto donde ocurrió el tiroteo: se trata de un predio pequeño, metido entre dos casas, con piso de tierra, un patio y una minúscula y precaria vivienda con bases de material y paredes y techo de tabla.
La gente del sector le dice “el Corral”, porque los carromuleros lo usan como establo para sus caballos y burros. Además, a veces en el patio crían cerdos y gallinas, y también es un lugar usado para consumir droga y beber ron.
“Acá la marihuana y la coca no son secreto, muchos vecinos se fuman su tabaco o se meten sus pases (esnifan), o se toman su cococho mientras cortan la hierba para el caballo, para el burro, eso no tiene nada de raro, porque es gente que se jode andando las calles”, manifestó un residente del sector sobre el punto llamado “el Corral”.
Hasta ese sitio fue donde a las 9:45 de la mañana del pasado viernes llegaron dos agentes de la Policía Judicial: Jhony Herrera Morera y Walter Arley Chaparro Guerrero, adscritos a la unidad de inteligencia de la Policía de Infancia y Adolescencia, en búsqueda de información, aparentemente.
De acuerdo con el general Mariano Botero Coy, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, Mebar, sus hombres llegaron a hacer labores de inteligencia para un futuro allanamiento, ya que “la Zeta” y, específicamente, “El Corral”, es una de las muchas ollas de droga del sector.
Sin embargo, también trascendió que los policías llegaron al corral porque habían detenido a un adolescente con droga en la calle y este les dijo dónde la había comprado.
Lo cierto es que en el sitio se desató una balacera tremenda que le costó la vida al patrullero Walter Arley Chaparro Guerrero.
En la reacción los policías mataron a Ronald Smith Barros Romero, 29 años, a quien las autoridades identificaron con el alias del Guajiro; Rodrigo Alfonso Carreño Ospino, 23, alias Colacho; Alberto Enrique Rodríguez Escorcia, 36, alias Albertico, y Argenis David Ramos Celin, 26, alias Zorrillo.
“La Zeta” para los ‘Zetas’
“A esa calle le dicen la Zeta porque la pandilla que manda se hacen llamar los Zetas. Dicen que el nombres es porque antes de que les pavimentaran la vía, cuando llovía, tenían que bajar haciendo zig-zag por lo empinado. Las Américas es un barrio lleno de líneas imaginarias, con muchas pandillas y los miembros bautizan las cuadras para identificarlas y saber por dónde pueden andar y por donde no”, manifestó un agente de inteligencia.
‘Los Zetas’ o el cartel de ‘Los Zetas’ se dio a conocer en México como una organización criminal de tráfico de drogas nacional e internacional, así como otra gran cantidad de delitos.
“Esto no es Buenavista, no es Boston, ni el Prado, es Las Américas, una zona complicada, con mucha gente buena, pero también con mucha pobreza y falta de oportunidades, el caldo de cultivo perfecto para que se formen pandillas y bandas”, manifestó otro policía, pero de la vigilancia, consultado por este medio.
Este dijo además que en “la Zeta” es común observar grupos de jóvenes parqueados en las esquinas, muchos tatuados y descamisados, fumando marihuana abiertamente.
“Ninguna Zeta”
Entre familiares y allegados de los cuatro hombres asesinados y los residentes de la cuadra donde ocurrieron los hechos, el sobrenombre de “la Zeta” que enunció el comandante de la Policía causó rechazo.
Sin embargo, Aldemar Ramos, padre de Argenis David Ramos Celin, víctima de la balacera, habló ayer en Medicina Legal. Relató que en Las Américas se cuenta que los hechos empezaron cuando “dos muchachos de la Sijín llegaron a una caleta en su moto. Uno de los agentes entró (al parecer el patrullero Walter Arley) y el otro (supuestamente Jhony Herrera) se quedó afuera”.
“Cuentan que el que entró sacó el arma y se la puso en la cabeza a uno de los muchachos que estaban en la caleta (la casa de tablas del corral), otro de los muchachos que estaba presente se dio cuenta y le disparó al señor de la Sijín por la espalda con un revólver. Entonces él que estaba afuera esperando empezó a repartir tiros a diestra y siniestra”.
Aldemar aseguró que su hijo no estaba dentro de la caleta. “Él iba subiendo en la moto con una carrera, paró a mirar qué estaba pasando y fue impactado en el abdomen por una bala perdida”, dijo.
Argenis David llevaba tres años trabajando como motoxista y habitualmente se parqueaba a esperar carreras en la esquina de su casa, en la carrera 3D con calle 53, lejos de la cuadra donde ocurrieron los hechos, vivía en unión libre, deja un hijo de un año y tres meses y una niña de dos meses.
“Le pido a las autoridades que aclaren todo esto y que saquen el nombre de mi hijo de eso, porque él no era un delincuente como dice la Policía, era un mototaxista y murió fue por parar a ver lo que estaba ocurriendo”, afirmó Aldemar.
En el mismo sentido se pronunció Viviana Mayarino, allegada de Rodrigo Alfonso Carreño Ospino, de 26 años, quien reconoció que a su familiar “le gustaba estar donde no debía”, pero afirmó que no era maleante como lo señaló la Policía.
“Él trabajaba en una tienda, se retiró y ahora era mototaxista, no era un pelao de problemas, no se metía con nadie, y le decían ‘Colacho’ desde pequeño, no era ningún alias, era soltero y sin hijos”, expresó la mujer.
En Medicina Legal también se pronunció nuevamente Nicolás Romero, papá de Ronald Smith Romero Barros, otro de los muertos en la balacera.
Frente a las personas que dispararon contra los agentes, el hombre respondió: “quizás son gente de por ahí cerca que quizá están cautelosamente guardada por la extorsión, averigüe y vera que están extorsionado en Las Américas, no más dicen que le mande lo del jefe, extorsionan a las casas y a las tiendas”.
Corral allanado
Residentes de la cuadra donde ocurrieron los hechos denunciaron ayer que en la noche del viernes grupos especiales de la Policía, con hombres cubiertos con pasamontañas y tapando sus placas, realizaron varios allanamientos y específicamente se metieron al “Corral” y lo revolvieron de arriba a abajo.
“Tenemos miedo de lo que pueda ocurrir de acá para adelante, de que haya retaliaciones por lo que ocurrió y muera gente inocente”, manifestó una mujer.
El día de los asesinatos, en rueda de prensa, el general Mariano Botero Coy, comandante de la Mebar, denunció que en “la Zeta” y sus alrededores se han descubierto máquinas (llamadas cañones) para fabricar armas artesanales y abundante munición calibre 12, 5.56 y 38.
Recalcó que en el sector se presenta microtráfico de droga y la inteligencia ha detectado que bandas organizadas, como los Papalópez, han empezado a hacer presencia a raíz de los operativos que ha venido realizando la institución armada en el suroriente de Barranquilla.