Laureano Díaz Gómez, propietario del bus de placas UZA-683 que el domingo 2 de julio cayó en un abismo en la vía a Tubará, con saldo de tres muertos y 37 heridos, reapareció este martes, nueve días después de la tragedia.
“Estaba en Bogotá porque a mis 67 años sufro de quebrantos de salud y me encontraba bajo tratamiento médico”, explicó el socio y fundador de Transportes Especiales El Copey.
La empresa comenzó en 1993, y según Díaz es el primer accidente con víctimas fatales en 24 años de operaciones.
Afirma que no tiene conocimiento de los daños que los heridos denuncian que tuvo el bus antes del accidente. “Hicimos el viaje porque estaba el carro sin hacer nada y el conductor desocupado. Él se ofreció para hacerlo, pero el vehículo estaba en perfectas condiciones, de no ser así no hubiera arrancado”, expresó Díaz. Frente al estado del vehículo aseguró que tenía vida útil hasta 2021. “Hay una inversión y el ministerio los deja trabajar con todos los documentos al día, los cuales tenía”, precisó el transportador.
Sobre el Formato Único de Extracto del Contrato (Fuec), el cual detalla la ruta que debía tomar el chofer del bus, Díaz manifiesta que el conductor lo llevaba pero que luego del accidente, todos los papeles, tanto del conductor como del automotor, se perdieron.
Agregó que no ha podido hablar con el chofer puesto que este todavía permanece bajo observación en un centro médico. El lunes se reunió con Manuel Cuentas, padre de una de las víctimas fatales, para reafirmarles que todos los costos de lo sucedido estaban cubiertos bajo el seguro de responsabilidad contractual que tiene la empresa.