Una amistad forjada entre pupitres y pizarrones escolares llegó a su final durante la medianoche del martes, cuando Brayan Goicochea Caballero, de 26 años; y Jorge Reyes Sánchez, de 28, fueron torturados, asesinados con un tiro de gracia y posteriormente arrojados sobre el andén de un puente situado en la carrera 9K con calle 63H del barrio El Bosque.
Los cuerpos estaban maniatados, maltratados y con una herida en la cabeza | Cortesía
Goicochea Caballero, padre de tres hijos; y Reyes Sánchez, a punto de estrenarse como papá, se conocieron en el colegio José Eusebio Caro del barrrio Chiquinquirá, y aunque sus vidas tomaron rumbos distintos siempre se mantuvieron en contacto al punto que aquella fatídica noche estaban departiendo.
VIDAS DIFERENTES, LA MISMA AMISTAD
Tras culminar sus estudios de bachillerato Goicochea y Reyes perfilaron su futuro según los criterios de cada quien. Aparentemente al segundo le fue mejor que al otro, pues inició estudios universitarios y luego una vida laboral destacada, mientras que Goicochea estuvo involucrado en el homicidio de una persona.El 18 de junio de 2012 AL DÍA publicó el asesinato del albañil Luis Miguel Acosta Jiménez, ocurrido en el barrio Alfonso López. En dicho crimen estuvo implicado Brayan Goicochea Caballero.
Brayan vivía en un unión libre con la madre de sus tres hijos en una casa situada en la calle 47 con carrera 26, barrio Alfonso López.“Él estaba haciendo unos cobros en ese barrio (El Bosque). Recuerdo que llamó a las 9:45 de la noche para decir que le guardáramos comida porque ya volvía a casa, después no supimos más”, añadió Mayerlín.
Por su parte Jorge Luis Reyes Sánchez inició estudios superiores en mecatrónica, y en la actualidad se desempeñaba como contratista en la empresa Glass Metal. Residía en el barrio Cevillar y era el menor de dos hermanos. Esperaba convertirse en padre.
“El martes habló con la esposa a eso de las 7 de la noche, le dijo: ‘Amor, llego en 20 minutos’, pero no supimos más de él, creemos que en ese instante lo llamó Brayan”, añadió Reyes.
La familia de Jorge no veía con buenos ojos su amistad con Brayan, sin embargo él defendía esa relación “porque era alguien que valoraba a todos por igual, no discriminaba a nadie, y con esta persona era incondicional”. Carlos Reyes siempre se mostró sonriente al hablar de su hermano, era evidente que su memoria solo podría traerla gratos momentos, sin embargo, su voz se quebranto al momento de hacer un petición.
“Este crimen no puede quedar impune, deben investigar qué pasó, que no sea uno de otros tantos homicidios sin resolver”, finalizó.