El olor a sangre humana llamó la atención de un perro que merodeaba la escena del crimen que había ocurrido minutos antes. El cuerpo aún estaba fresco y el canino se paseaba por los alrededores del cadáver con la intención de aproximarse y quizás lamerlo, pero la gente no lo dejaba. Como especie de sudario y protección del animal los dolientes lo cubrieron con una sábana.
El cadáver correspondía a Manuel Álvarez Cabrera, de 33 años, y quien se dedicaba a oficios varios. Quedó descamisado, inerte, tirado en una tierra amarilla que se tiñó de rojo con su espesa sangre, a pocos metros de la casa donde residía y a donde lo fue a buscar la muerte. Al parecer intentó correr porque una de sus habarcas, la del pie derecho, se le salió en medio de la huida. La otra le quedó puesta.
La zona rural de Caimito, en la subregión del San Jorge, más exactamente el corregimiento de Platero –donde ocurrieron los hechos– se escandalizó en la tarde de ayer, a eso de las 2:00, por este homicidio. A la víctima, según se conoció, dos hombres llegaron buscándola a su vivienda y le propinaron dos impactos de bala en la cabeza que fueron fulminantes.
Se presume que dialogaron e identificaron a uno que tenía trenzas en el cabello. Tampoco se establecieron los móviles del asesinato, sin embargo, en el pueblo se comenta que se trató de una especie de venganza por unos robos de ganado, pero esa versión no fue confirmada por las autoridades. Le decían ‘el Puerca’.
Este es el primer crimen que ocurre en el municipio de Caimito este año. En Sucre van 4 en noviembre y 120 en todo el año.