Ya sea para conocer las zonas en la que se concentra el placer corporal de uno mismo o para poder indicarle a la pareja qué cosas generan satisfacción carnal en cada quien, estos 'tocamientos' cumplen una función importante en la exploración personal de cada individuo.
Además de esto, está confirmado científicamente que tiene beneficios en el cuerpo de quienes lo practican, como en el caso del hombre es la salud de la próstata, a la cual llega a defender de infecciones e incluso cáncer.
Por su parte, en las mujeres favorece en el aumento en la salud del suelo pélvico y del flujo sanguíneo, como lo explica Jesús Rodríguez, director del Instituto Sexológico Murciano (ISM).
"Sin duda es un factor saludable. Tiene beneficios a corto plazo indudables pero luego también se ven a largo plazo. Es un reforzador, una actividad cardiosaludable y también ejerce un efecto ansiolítico (alivio de la ansiedad)", le comentó el especialista al diario La Vanguardia, de Bucaramanga.
¿Cómo saber si la práctica se convirtió en adicción?
Aunque no hay una frecuencia definida como 'normal', si hay algunos rasgos que podrían determinar si una persona llegó a la adiccón o no. Fernando Rosero, Sexólogo de la universidad de Barcelona, los definió de la siguiente manera:
Tener la necesidad constante de masturbarse en espacios indebidos: lugares públicos, trabajo, clase o frente a otras personas.
Imposibilidad de no hacerlo por un tiempo prologado.
Apariciones de lesiones genitales como enrojecimiento, hichazón, lesiones en las manos o muñecas.
¿Qué efectos negativos puede tener masturbarse?
Más allá de la incomodidad generada en la zona genital por hacerlo en excesoo los posibles problemas sociales que pueden ser causados producto de una adicción, como ser acusado de exhibicionismo, científicamente no se ha comprobado que haya una afectación precisa a la salud del cuerpo humano por solo realizar la acción como tal, más allá que popularmente se señale que puede generar cansancio o disminución de la fertilidad.