A un año de la masacre de Las Flores, el silencio impera
Allegados de las víctimas expresan que ya el dolor es “interno” sobre este episodio del que este martes se conmemora su primer aniversario. En la iglesia del barrio habrá eucaristía.
El pasado 1 de septiembre, en un escueto comunicado, la Fiscalía General de la Nación notificó a los medios locales sobre la imputación de cargos contra un segundo sicario que habría actuado en la llamada masacre de Las Flores, hecho criminal que dejó seis víctimas fatales y tres heridos.
El ente investigador detalló que Luis Miguel Muñoz Pérez, presunto sicario de la estructura delincuencial ‘los Costeños’, fue presentado ante un juez de control de garantías de manera virtual, pues este permanece en un centro carcelario por otro proceso que se le sigue por homicidio y porte ilegal de armas.
“Los elementos de prueba indican que Muñoz Pérez, al parecer, actuó por instrucción directa de alias Castor, máximo cabecilla de la estructura delictiva. Una fiscal del Grupo de Homicidios Colectivos de la Delegada para la Seguridad Territorial le imputó los delitos de homicidio agravado, tentativa de homicidio, y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones”, señaló el ente investigador.
En esa línea y con la imputación de este último sujeto serían entonces cuatro los sicarios que habrían participado a las 12:41 de la madrugada del lunes 12 de septiembre de 2022 en el ataque frente a un local comercial adonde compartían Johan Andrés Polo Chiquillo, de 21 años; Dany Daniel De la Hoz Correa, de 33; Edwin Yesid Cardoza Tapia, de 29; Jorge Eliécer Pardo Hernández, de 33; Chelo José Acevedo Villa, de 22, y Henry David Flórez Pallares, de 29 años.
El caso
Siempre se dijo que las víctimas fatales no tenían nada que ver con las organizaciones delictivas que operan en la zona y en otros sectores de Barranquilla y su área metropolitana. Incluso, por una ligereza de un oficial de la Policía, quien generalizó y vinculó a todos con el crimen, las autoridades debieron dar disculpas públicas ante los familiares de las víctimas en un acto religioso por el primer mes del atentado.
No obstante, la versión que manejaron las autoridades sobre los móviles del suceso, la cual no ha sido confirmada, es que Jorge Eliécer Pardo Hernández, apodado el Cachaco, una víctima fatal, llegó en un taxi la madrugada de aquel lunes al negocio Donde Migue, exactamente a las 12:30 a. m., a encontrarse con ‘Piti’, un individuo que en ese momento residía en Las Flores y que tenía como costumbre beber en el negocio.
Estando en el lugar, ‘Piti’ y el ‘Cachaco’ empezaron a hablar y a tomar cerveza. Junto a ellos, pero sin compartir entre todos, permanecían las otras víctimas.
Solo pasaron diez minutos de la llegada del ‘Cachaco’ cuando llegaron los desconocidos que, al parecer, lo venían siguiendo. Ahí empezó el tiroteo.
Por la agresión capturaron a Jeremi David Colmenares Colmenares, alias Jemery, señalado sicario de la banda criminal ‘los Costeños’. Asimismo, vincularon a un individuo conocido por el alias de ‘Coco’, quien también cayó.
Luego fue detenido Abraham Alfredo López Caballero, alias Mono Abraham, quien habría sido quien manejó la camioneta el día del atentado. Y, por último, Luis Miguel Muñoz Pérez.
Todos tenían la orden, aparentemente de alias Castor, de asesinar a un sujeto que estaba en el negocio antes mencionado, pues, al parecer, había cobrado un “impuesto” por el paso de un alijo de cocaína por el sector. Pero luego surgió la versión de que uno de los que estaba en el sitio servía a Digno Palomino como miembro de ‘los Pepes’ y lo que buscaba Castor era reducir la estructura que había empezado echar a andar su antiguo socio en el crimen organizado.
Ley del silencio
AL DÍA habló con un allegado de una de las víctimas fatales y este coincidió en que hoy “la procesión va por dentro”, tratando de explicar que ya el dolor por las pérdidas repentinas de sus seres queridos es interno y no afecta o interesa a otros vecinos de la localidad.
“En el barrio no había ocurrido algo similar. Pero el temor quedó, hasta el punto en que el negocio donde ocurrió la balacera tuvo un bajón grandísimo. Hoy solo se llena si llevan un picó o hacen algún evento musical”, afirmó el familiar de uno de las víctimas, quien, por seguridad, prefirió no identificarse.
En ese sentido, señaló que una vez ocurrió el homicidio múltiple siempre “corrió la ley de silencio para todos”, pues entre familiares, amigos y vecinos, quedó casi como un mandamiento no preguntar por los móviles. “Nadie sabe, nadie ve, nadie opina, nadie es nadie. La información que nosotros tenemos, a un año, es que llegó alguien a hacer un atentado y disparó contra todos los que estaban ahí y ya”, aseguró.
Sobre los resultados de las investigaciones adelantadas por Policía y Fiscalía reconoció que se enteran “porque se compra la prensa”, pero no porque exista contacto con las autoridades.
Por otro lado, indicó que a ellos solo los representa un abogado, pero este no revisa el proceso penal, sino está para evaluar si es posible una reparación directa para las víctimas. Detalló que hoy existe una limitación, en relación a que el caso se había tipificado como una masacre, pero, según lo escuchado, eso cambió a homicidio simple.
Mientras, mañana espera el aviso del secretario del párroco de la iglesia del barrio Las Flores, quien días atrás le informó sobre una eucaristía para honrar la memoria de los fallecidos.