Los cobros excesivos en Cartagena se han convertido en un azote para los turistas, que se han visto forzados a buscar otras alternativas.
Los cobros excesivos en Cartagena se han convertido en un azote para los turistas, que se han visto forzados a buscar otras alternativas. Cortesía
Historias

Mojarras millonarias y los cobros excesivos en Cartagena que le salen caros al turismo

En la última semana se han conocido casos de aparentes estafas millonarias a turistas provenientes de México, Ecuador, y Corea quienes han tenido que pagar por servicios inflados en medio de intimidaciones.

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Los destinos en Cartagena, especialmente en la isla de Barú, son cada vez más famosos en el mundo no solo por lo paradisíaco de sus playas, sino por los ya acostumbrados cobros abusivos a los turistas.

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Tan solo en la última semana se han conocido casos de aparentes estafas millonarias a turistas provenientes de México, Ecuador, y Corea. Hechos que generan una publicidad negativa y se siguen sumando en una larga lista de impasses que podrían resultarles ‘caros’ a la ciudad en materia de competitividad turística.

A través de redes sociales se han conocido videos, comentarios y fotografías de turistas que durante su estancia en la ciudad se sintieron estafados de una u otra forma, quienes aseguran que recurren a denunciar por este tipo de plataformas, ante la impotencia de no contar con una autoridad competente que regule los costos de los servicios en la Heroica.

Mojarras de 1 millón de pesos, pasadías en 6 millones de pesos, carpas a $250 mil la hora, propinas obligatorias de $850 mil e incluso masajes a $600 mil son algunos de los cobros que se aprecian en las improvisadas facturas, generalmente diligenciadas a mano y a capricho del personaje de turno.

Si bien el costo por los servicios es a todas luces hiperbólico, es aún más exagerada la forma como algunos meseros cobran por lo que denominan “nuestro trabajo”, generando aspavientos de indignación, mientras lanzan insultos y amenazas contra los confundidos visitantes que acceden a pagar por temor a que las cosas pasen a circunstancias peores.

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En sus argumentos, los trabajadores de estos restaurantes sostienen que los costos obedecen a la exuberancia de la zona, a su exclusividad y a los atributos naturales de la playa en esa zona de la ciudad, como si de un tributo presupuestal se tratara.

La situación, generada al parecer por la informalidad, ha despertado la preocupación de nativos, comerciantes formales y agencias de turismo de Playa Blanca, quienes han solicitado reuniones con las autoridades distritales, Policía, Armada de Colombia y la promotora de turismo para que se brinde acompañamiento permanente y evitar el desprestigio internacional que le pasa factura a la ciudad.

$6 millones por una pasantía

Miguel Mayen es uno de los turistas mexicanos afectados por el sobrecosto en un pasadía en Barú, hasta donde había llegado en compañía de algunos familiares para disfrutar de unas vacaciones.

El primer error radicó en que a pesar de pedir la carta con los servicios que ofrecía el restaurante, el mesero nunca les entregó el documento, y solo recitaba de memoria el menú del día sin especificar los ‘tramposos’ precios.

“Nos confiamos en que los precios iban a ser similares a otras playas y empezamos a pedir; sin embargo, nos llevamos tremenda sorpresa cuando nos llegó la factura, que estaba escrita a mano y tan solo en la propina pedían $850 mil pesos”, narró.

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Los reclamos no se hicieron esperar y luego de hablar con los meseros y los dueños del lugar trataron de buscar a una autoridad, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.

“Gracias a la intermediación de los guías turísticos se logró una modificación en la cuenta de cobro, casi una reducción del 50 por ciento, por lo que pagamos poco más de tres millones de pesos. Ya no pudimos bajarla más porque la gente se empezó a poner agresiva, a hablar entre ellos, empezaron a llegar los lancheros, las de los masajes, la situación se tornó tensa. Sentimos miedo de que nos hicieran algo. Y no había nadie de autoridades”, sostuvo.

El turista mexicano eligió a Barú como su destino para pasar algunos días de vacaciones junto a sus amigos. Allí se ubicaron en una de las sillas del kiosco, donde colocaron sus pertenencias personales y empezaron a hacer diferentes actividades, como pasear en lancha, disfrutar de la comida típica, escuchar música y tomar unas cuantas cervezas. 

“No pudimos colocar la denuncia porque en la playa no había un módulo de las autoridades, y al día siguiente teníamos que viajar de regreso a México así que no pudimos denunciar”, sostuvo.

Además, aseguró que sintieron miedo por la agresividad que mostraron los funcionarios del restaurante.

“Más que una petición a las autoridades, lo que me atrevo es a sugerir que hagan algo porque están espantando al turista, además de mi caso he escuchado de otros hechos similares en la playa e incluso en el aeropuerto donde los chóferes de taxi están cobrando en dólares, son cosas que lamentablemente están ocurriendo en toda la ciudad”, dijo.

Mojarras millonarias

Mientras se seguía discutiendo la factura de los más de seis millones de pesos, otros turistas ecuatorianos denunciaron que en Playa Tranquila les cobraron $2.636.358 pesos por dos mojarras y cuatro cervezas.

En un video publicado en redes sociales se observa que en medio del reclamo uno de los comerciantes agrede a la pareja.

“De la nada aparecieron las mujeres que hacen masaje, unos que estaban en las lanchas y es ahí cuando yo decido grabar, pero apareció un hombre de nombre Daniel y me tira el celular (…) Daniel me da un golpe en el pecho y obviamente mi esposo reacciona y también sale agredido por el señor que después nos intimida diciendo que nos va a apuñalar”, explicó la turista en su momento.

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Pero los extranjeros no son los únicos que sufren estos abusos, una colombiana aseguró que le cobraron $250 mil pesos por “nuestro trabajo y seguridad” en Playa Blanca. Esto aumentó considerablemente la factura por una piña colada, agua de coco, una botella de agua y el pasadía. Por esto el valor final fue de $336 mil pesos.

“Por eso odio ser turista en mi propio país. Alguien que me diga desde cuándo uno tiene que pagar $250 mil pesos en servicio por sentarse en una playa pública?? Playa Blanca es lo peor que tiene Cartagena, por favor, hasta cuándo el robo. Difundan!!!!! (sic)”, advierte la denuncia hecha a través de redes sociales.

Ante el reclamo, la persona encargada de la atención intentó justificar la factura con la prestación de un servicio de seguridad y el manejo de la basura.

Investigan cada caso

El general Nicolás Zapata, comandante de la Policía de Cartagena, sostuvo que se trabaja en torno a estas denuncias.

“Pareciera un tema cultural el cobro excesivo, pero tenemos que tomar acciones concretas. Hay lugares de playa que sucede eso con gente informal. Hemos estado con algunas campañas de manera preventiva para que los turistas acudan a agencias registradas. Lo que hemos venido diciendo es que se deben concertar precios primero.

Sobre los responsables de estos cobros, en el caso de los turistas mexicanos, el oficial dijo que se encuentran en la búsqueda de los mismos para ser judicializados.

“Estamos individualizando a estos muchachos para poderlos ubicar con el denunciante. Por lo menos esperamos poder identificarlos para vincularlos a un proceso”, enfatizó el oficial.

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