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Historias

Las hipótesis que ‘retumban’ por atentados en el gremio picoteril

Inteligencia de la Policía trata de resolver una serie de hechos criminales que rodean al gremio y que atemorizan a los portadores de una de las expresiones culturales de la ciudad que hoy tiene miles de seguidores.

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  • El asesinato de Luis Carlos Yanett Muñoz en Los Olivos, Barranquilla, reveló una supuesta guerra contra los miembros del gremio picoteril.
  • Investigaciones iniciales sugieren posibles vínculos con extorsiones de grupos criminales como 'los Pepes', y amenazas de un supuesto comando élite urbano.
  • Varios asesinatos de DJs y programadores musicales en 2023 indican un conflicto subyacente entre estructuras criminales rivales en Barranquilla.

Han pasado varios días después del asesinato del administrador del picó el Súper Yonki, llamado Luis Carlos Yanett Muñoz, ocurrido en Los Olivos, uno de los barrio populares que integran una de las localidades más grandes de Barranquilla y con mayor afición por la cultura picoteril.

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Todo sucedió entre 7:00 y 8:00 de la noche del 2 de mayo, cuando la víctima llegaba a su casa. En la calle 115 con carrera 26, según lo descrito por la autoridad, el administrador fue abordado por dos desconocidos en moto y el parrillero fue quien accionó el arma de fuego en contra de su humanidad.

Una de las primeras hipótesis que manejaron investigadores de la Policía Metropolitana de Barranquilla estuvo relacionada con un presunto caso de extorsión del que Yanett Muñoz era víctima y el acosador era un supuesto integrante de la estructura criminal ‘los Pepes’, cuyo jefe máximo es Digno Palomino Rodríguez.

Pero horas después del crimen circuló un panfleto de un supuesto grupo delincuencial que se hace llamar comando élite urbano, ceu, que se atribuyó el asesinato y, de paso, señalaron a 12 personas asociadas a las potentes máquinas de música como “financieros y colaboradores” de estructuras criminales.

Aunque el 9 de abril, otro impreso amenazante del mismo supuesto grupo ya había anunciado un ataque contra un listado de personas dedicadas al mismo oficio musical y contra administradores de estaderos y expendios de licor.

Aparentemente, la muerte del hombre había puesto al descubierto una guerra silenciosa contra miembros de este gremio picoteril, que ya había empezado a caminar desde el año anterior.

Muertes en 2023

En el primer semestre del año anterior, investigadores del CTI de la Seccional Atlántico de la Fiscalía buscaban la conexión en cinco homicidios registrados en ese periodo en Barranquilla y su área metropolitana, en los que las víctimas resultaron ser personas vinculadas al oficio de programador musical DJs de los tradicionales picós.

La prioridad para investigadores locales era establecer si existía un hilo entre un asesinato y otro de los hombres ligados al mundo de las luces y el potente sonido, para tratar de dar con los autores materiales e intelectuales.

Yenfer Antonio Valencia Borrero, conocido como ‘Coco Perreo’, por su oficio de programador musical o DJ, fue asesinado hacia las 7:15 de la noche del sábado 6 de mayo, en la calle 9 con carrera 41B, en un establecimiento comercial de razón social “Billares los amigos”, sector del Centro de Barranquilla.

Sobre el ataque se dijo que este permanecía en la puerta del negocio junto con otras personas, cuando llegaron criminales en moto a disparar de manera indiscriminada. Por el mismo caso falleció un hombre identificado como Jorge Armando Salgado y resultó herido Roger José Guerrero.

Un día después a este atentado, es decir el domingo 7 de mayo, Víctor Alfonso Posso Luna, de 30 años, fue asesinado a eso de la 1:00 de la mañana, justo cuando había salido del negocio Billares La Selección, ubicado en la prolongación de la avenida Murillo, en zona del barrio Las Trinitarias de Soledad. Dos impactos de bala, uno en el torso y otro en el brazo derecho, acabaron con su vida cuando ya había terminado de programar música en un picó que sonaba en el sitio, pues esa era una de sus actividades económicas.

En la misma madrugada del 7 de mayo también fue asesinado Daniel Alberto Cienfuegos Reyes, baleado en el sector de Las Marinas de Soledad. Este se desplazaba en un vehículo de servicio público tipo taxi y fue tiroteado por sujetos en moto. Fue como un hecho sacado de una película de acción, según lo narrado por el propio conductor del automotor.

Un mes después, en junio, Reni Javier Lozano Cassiani terminó asesinado en la madrugada del domingo 11 de junio en el barrio La Esmeralda. Según información recopilada por la Policía, este era DJ de un picó o ayudaba en las labores de armado de la estructura.

Y posteriormente terminó muerto Yonys Enrique Cabrera Mendoza, un programador musical de 45 años de edad, que fue asesinado en la mañana del martes 13 de junio en el barrio Las Marinas, en Soledad.

Tras la seguidilla de hechos, una de las líneas investigativas dio como resultado que la primera víctima de ese hilo de muertes, DJ Coco Perreo, había programado música en el evento donde se desarrolló la masacre de La Loma, en marzo de ese mismo año. Y en el caso del DJ asesinado en la puerta del billar soledeño se dijo que programaba música en un picó propiedad de Jorge Eliécer Díaz Collazos, alias Castor.

¿Macabra estrategia?

El pasado miércoles 8 de mayo, en el Concejo de Barranquilla se llevó a cabo una sesión de la Comisión Segunda de Presupuesto y Asuntos Fiscales en la que se analizaron las estrategias implementadas por la administración Distrital para afrontar la delincuencia.

Fue citado el jefe de la Oficina de Seguridad Ciudadana, Yesid Turbay, quien recordó ante los cabildantes algunas medidas de refuerzos y una millonaria inversión en seguridad.

Pero, sin dudas, la discusión se centró en la fuerza que habían tomado en la capital del Atlántico las estructuras criminales. Los presentes coincidieron en que grupos dedicados a la extorsión, al narcotráfico y a los homicidios selectivos se había apoderado de todas las localidades de la ciudad.

Expertos e investigadores en temas de seguridad han planteado que en los últimos dos años se han registrado al menos entre 700 y 800 muertes atribuidas a la vendetta entre ‘Pepes’ y ‘Costeños’, las dos estructuras criminales con más visibilidad y, aparentemente, con más poder en este territorio. Y esas dos estructuras también estarían ahora detrás de las muertes de los picoteros.

En las pesquisas de las autoridades se han llegado a establecer dos hipótesis que descartarían de lleno al supuesto comando élite urbano, que se atribuyó la muerte de Yanett Muñoz y las intimidaciones a los picoteros.

La primera línea es que ‘los Pepes’ estarían usando un nombre falso para amenazar y extorsionar a los picoteros, como se dijo inicialmente, y así desviar la atención de las autoridades.

Pero la segunda línea de investigación, según la autoridad, se trataría de una macabra estrategia de ‘los Costeños’ para presionar al gremio picoteril y a los propietarios de billares y estaderos con el fin de que se acojan a un plan de vigilancia privada, aparentemente, financiado 100 % por la estructura criminal. Es decir, primero presionan, luego matan y, posteriormente, ofrecen servicios de vigilancia privada a las víctimas.

Ahora también llamó la atención de detectives que el patrullero Jaider Gregorio Amador Quessep, según fuentes judiciales, estaba al frente de un picó llamado ‘El Kike’, el cual habría adquirido por un pago que rondó los 150 millones de pesos. El nombre de esa máquina de música también figuró en los panfletos recientes.

¿Logrará el crimen organizado apagar los picós?

Víctimas de los últimos dos años

En reciente informe del Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Universidad del Norte se detalló que Barranquilla, Soledad y Malambo son los tres territorios del departamento en “zona crítica de riesgo” por el despliegue de las ya conocidas estructuras criminales ‘Los Costeños’, ‘los Pepes’, ‘Rastrojos Costeños’ y el ‘Clan del Golfo’.

Reconocieron que entre todas existe una disputa por el control de rentas y economías ilegales y un consecuente proceso de “canibalismo criminal” que disparó los casos de homicidios en Barranquilla y su área metropolitana entre 2022 y 2023. “La modalidad imperante entre los homicidios fue la sicarial y mayoría de víctimas presentaban anotaciones judiciales”, se concluyó.