Todo un misterio rodea la desaparición de Guillermo Cortés Núñez, un joven piloto oriundo de Santa Marta.
Han sido 46 largos y tortuosos días para familiares del joven de 23 años de edad, pues el pasado 10 de junio fue la última comunicación que obtuvieron de él.
Cortés Núñez es especialista en vuelos comerciales, privados y fumigación aérea agrícola.
La falta de oportunidades en el país lo obligaron a irse el 5 de abril del presente año en busca de una promesa de trabajo a la isla de Curazao.
Partió de Santa Marta, donde residía y era apoyado en todos los sentidos por sus padres Ómar Cortés y Martha Núñez.
Esa noche les comentó a sus padres que estaba en el aeropuerto Ernesto Cortissoz, en Barranquilla, luego hizo parada en Bogotá, donde le comentó a la señora Martha vía llamada telefónica que estaba con otros pilotos con los que presentaría pruebas con empresas de vuelos privados en islas del Caribe.
Ya desde Curazao les envió una foto de él en una sala de conferencias presenciando una capacitación con “Falki Aviatión Curazao” con aparentes colegas. De igual manera les hizo llegar imágenes en hangares y videos en vuelo, pero sin referencias de su ubicación.
Finalmente, el 10 de junio, le dejó a sus padres un mensaje en WhatsApp, en donde avisó que iba a volar, que no se preocuparan y que les escribía cuando regresara. Desde ahí no han vuelto a saber de él.
La única pista que tienen es que Guillermo estaba trabajando para una persona que tenía aviones privados y realizaba vuelos a islas como Bonaire, entre otras.
Desde entonces, su padre, Ómar Cortés, no ha parado de hacer diligencias en las cancillerías de cada isla del Caribe, pero no ha recibido nada al respecto del paradero de su hijo.
La última herramienta que agotó fue acudir a la Fiscalía General de la Nación, donde descartan un secuestro extorsivo y encaminaron la investigación a una posible desaparición forzada, teniendo en cuenta que ya existen casos parecidos.