Grandes músicos colombianos que brillaron en el género salsero, pero que por la adicción a las drogas dieron un duro paso de la fama al infierno; hoy aúnan esfuerzos para dejar atrás el vicio y la degradación de vivir en la calle.
En el grupo hay figuras como el cartagenero Alberto Puello Villarreal, mejor conocido como El Halcón de Colombia; el cienaguero Roberto Echeverría, exarreglista de Latin Brothers; el chocoano Antonio Ortiz, quien brilló al lado del maestro Alexis Lozano y el caleño Édgar Espinosa, cofundador de Grupo Niche.Ellos cuatro son la columna vertebral de la orquesta Son Callejero, complementada por músicos universitarios. Las letras de los temas son del samario Alberto López de Mesa, y la dirección del bolivarense Dairo Cabrera.
Édgar Espinosa, cofundador de Grupo Niche y ahora en Son Callejero
El proyecto surgió hace ochos años en Bogotá con el propósito de sacar de sectores críticos como El Bronx y El Cartucho, a estos grandes talentos que ahora buscan una segunda oportunidad. Roberto Echeverría, quien desde la edad de 4 años fijó su residencia en Barranquilla, se hizo célebre por hacer los arreglos del superéxito Sobre las olas, de Latin Brothers.
Este bajista y precusionista, primo del maestro Adolfo Echeverría, también hizo parte de Grupo Raíces, La Protesta y la orquesta Colé Colé de Cuba. En diálogo telefónico con AL DÍA, desde Bogotá, explicó cómo a través de la música está brillando nuevamente.
“Al radicarme en la capital hace 12 años caí muy feo en las drogas. Yo era consumidor social, pero esto se me convirtió en un problema y me absorbió por completo, hasta llegar a la indigencia y perder a mi familia” cuenta Echeverría.
Músico también con el Grupo Raíces, Echeverría explica que su vida empezó a ser más resistible tras reencontrarsecon otros colegas y darle vida a Son Callejero, proyecto que además de hacer música, les permite prevenir a niños y jóvenes sobre el consumo de drogas. “Mi labor de advertir a un niño que se salve con mi testimonio es grata, por eso he aprendido a llegarles de una manera que impacte. Yo estuve en El Cartucho y en El Bronx, por eso es que no quiero que nadie caiga en ese infierno. A los 50 años caí en la indigencia, hoy tengo 62 años y quiero estar frente a un micrófono hasta que Dios me lo permita. Solo nos falta apoyo de las disqueras para propagar este mensaje a la juventud colombiana. Ojalá que podamos ir también por la Costa para que conozcan de primera mano esta obra tan bella que venimos haciendo”
Sobre su proceso de recuperación sostuvo que libra una lucha diaria contra el flagelo de la droga. “Ya me siento mejor y me he salido un poco de este pantano tan horrible. Primero iniciamos como un taller psicoterapéutico, pero nos dimos cuenta de que la vaina funcionaba y pudimos producir nuestro primer y único álbum Las calles son mías (2010), con 10 temas inéditos y un homenaje a Joe Arroyo. Hay un tema que me hace llorar, se llama Veneno infernal y se refiere al bazuco que es el que más me ha jodido”, dice con voz entrecortada el cienaguero.
EL HALCÓN QUIERE VOLVER A VOLAR
La voz principal de esta agrupación es la del Halcón de Colombia, quien otrora pegó éxitos como Vendedor de rosa y La chupa cobre, cuando hizo parte del Nene y sus Traviesos. Con el maestro Adolfo Echeverría hizo coros en el clásico Amaneciendo, además pu so su voz para interpretar El loco, Encaríñame y La niña triste. A ritmo de champeta también se consagró con el hit El palote.
Actualmente sufre del trastorno de atención dispersa, por lo que es imposible sostener una conversación vía telefónica con él. Sin embargo su director, Dairo Cabrera, explica que es uno de los más comprometidos.
“Yo soy de El Carmen de Bolívar y tras radicarme en la capital de la República comencé a trabajar como tallerista musical con la Secretaría de Integración Social en un proyecto para habitantes de la calle. Así fue que conocí a uno de mis ídolos, Alberto Puello, El Halcón de Colombia, me impactó mucho verlo en ese estado tan deplorable, pero he sido testigo de cómo se ha venido recuperando. Fue uno de los más entusiastas cuando iniciamos con un cuarteto de Charanga y posteriormente nos convertimos en Son Callejero. Él mismo se encargó de contactar amigos que trabajaron a su lado en reconocidas agrupaciones y se le imprimió un sonido a lo grande como una verdadera All Stars”, sostiene Cabrera.
Señala igualmente que en cada presentación le toca llevar ropa limpia, jabón, desodorante y colonia para transformarlos en artistas. “Ellos aún son consumidores, afortunadamente ya no están en la indigencia, hoy viven en hoteles muy baratos. Sin embargo, no tienen recursos suficientes para vestir elegantemente, pero apenas comienzan la presentación muchos quedan impactados con su talento, de hecho creen que se trata de salseros de talla internacional, en especial El Halcón por esa voz tan maravillosa que por fortuna sigue casi que intacta. A mi no deja de sorprenderme su swing”.
SIN APOYO DISQUERO
El samario Alberto López De Mesa, columnista de El Espectador, es el compositor de cabecera de esta orquesta. Hace un año y seis meses salió del Bronx y por eso sabe plasmar en sus letras todo el sufrimiento de un drogadicto. “Inicié en firme con este proyecto, pero me pegué una recaída con el basuco y terminé peor que todos los músicos (risas…). Afortunadamentepude seguir adelante y sigo creando buenas canciones como Soy callejero. Tenemos unas 30 composiciones listas para grabar, pero no contamos con los recursos económicos, ni el apoyo de un sello disquero. Tampoco tenemos instrumentos, ni sitio donde ensayar, mejor dicho nos ha tocado con las uñas”.
Pese a las dificultades López de Mesa, quien es arquitecto, confía en que encontrarán “buenos oídos” que valoren este proyecto y les dé el impulso necesario para consagrarse. “El arte es un punto de partida para volver a incluirse en la sociedad, por eso anhelamos grabar otro álbum y que los demás entiendan que un amigo, un familiar o incluso él podría caer en este mundo oscuro, en el que la música de fondo podría llegar a ser la que estamos haciendo nosotros hoy. Deseamos que la sociedad pueda valorarnos como una orquesta de salsa de calidad y que dejen atrás el morbo de mirarnos como personas que estuvimos en la calle”, subrayó el profesional.
AL SON DE LA PREVENCIÓN
Otra de las figuras que integran esta orquesta es Édgar Espinosa, cofundador del Grupo Niche. Su voz en los coros y su talento en la percusión acompañaron éxitos como Buenaventura y Caney. También se convirtió en el director musical de Henry Fiol durante ocho años, produciendo el álbum De cachete, grabado en Cali (2008).
Antonio Ortiz Cuesta, timbalero y percusionista de Washington y sus Latinos, y de la orquesta de Alexis Lozano antes de conformar Guayacán, es otro de los que aporta a la estructura de Son Callejero. “Nuestro proceso de rehabilitación es música y con nuestro programa ‘Al son de la Prevención’, vamos a los colegios públicos y privados para que los jóvenes aprendan a valorar nuestras expresiones culturales y lo más importante a que a través de estos testimonios sepan decirle ‘No a las drogas’”, concluyó Dairo Cabrera.