ESPECIAL | La corraleja, una estructura hecha por verdaderos maestros.
En Sincelejo hay ambiente para que regresen en el 2019 las corralejas.
Para deleitarse tres y hasta seis días en una fiesta brava, no solo hay que tener los toros y las ganas de vibrar con cada mantazo, detrás de esa celebración que nace en las grandes haciendas ganaderas, hay toda una organización que va desde la escogencia del terreno, de la madera, el pago de impuestos y de una póliza, hasta el montaje propio de la estructura, que es una tarea desarrollada por verdaderos maestros que para estos menesteres no tuvieron que ir a la academia.
Hombres adultos y jóvenes que se han criado al lado de los toros de lidia y que saben cuál tabla de madera es la idónea y cómo colocarla, son los protagonistas de una fiesta que por estos días ha revivido en el país la polémica que existe entre si es tradición o no, y el ya conocido rechazo de los defensores de animales hacia la misma.
Para el abogado, historiador y conocedor de toros bravos Inis Amador Paternina, quien desde hace dos meses y medio fue escogido presidente de Asotoros la asociación privada de la que hacen parte criadores y propietarios de toros bravos en el país la corraleja sí es una tradición, es algo que viene de atrás, es la costumbre de los mayores, de los antepasados.
Con esta premisa Amador Paternina advierte que las corralejas del 20 de Enero, en Sincelejo, las más grandes de Colombia y de más renombre en el mundo entero, pueden regresar después de 5 años de ausencia, pero aclara que para ello se necesita del visto bueno del Alcalde.
Hace 38 años se cayeron aquellas corralejas que eran de 4 pisos en Sincelejo, regresaron en 1997 y durante 16 años, hasta el 2013 fueron celebradas. No se continuó con ellas porque las condiciones de seguridad, dijo el Alcalde de la época, no lo permitían, y el actual mandatario no las realiza porque se ha dado a la tarea de rescatar otras manifestaciones culturales.
Pese a ello, en cada enero los sincelejanos, sucreños, colombianos y hasta extranjeros reclaman la fiesta brava que por esos días dinamiza todas las economías en la ciudad, las formales e informales.
Para hacer una corraleja se necesitan, dependiendo de su tamaño, unas cantidades de madera rolliza, con tablados, bastantes pernos y clavos y su cubierta es de zinc. La base donde se ancla la estructura o postes, como los llaman, son palos largos de mangle de un gran grosor.
La hondura de los huecos donde van los soportes de las gradas o palcos, es de un metro con 20 centímetros en Sincelejo, pero en otros escenarios lo máximo que utilizan son 80 centímetros de profundidad y en veces, alcanzan los 60 centímetros.
“Es Sincelejo la única ciudad donde se cumplen con estos lineamientos. Es una corraleja de 365 metros lineales, convirtiéndola en el redondel más grande del mundo con 23 palcos. Los toriles los construyen en Sincelejo con dos camiones de madera”, dice Amador.
Los palos que soportan la corraleja, es decir, los tendidos, tienen hasta 5 metros de alto. A los costados de estos les agregan un maderámen a lo largo y ancho como especie de una tarima que sirve para sostener las gradas. En las corralejas de Sincelejo para realizar cada palco es necesario un camión de madera y este camión a su vez tiene 30 metros de esta.
Los palos en las corralejas, en su parte baja, están entrelazados para darle más soporte a la gran estructura que alberga a los 7 mil espectadores sentados en las de la capital sucreña.
El entramado de los palos hace a su vez una triangulación que es el sector que se conoce como vareta, “cualquier palo que falle siempre va a tener algo que lo detenga. Regularmente la estructura de palco tiene entre 10 y 15 metros de frente. Hay madera vieja y madera renovada o nueva”.
Esta última es la que utilizan por lo general para hacer los asientos o tendidos y son las que van a dar la percepción de seguridad al espectador.
La madera como estas fiestas, llevan una misma tradición, y por eso es común ver que desmontan corraleja de un sitio y los mismos palqueros van a montar en otro. Tanto el montaje como el desmontaje tienen su ciencia. No se puede lanzar madera por cualquier lado sino de manera organizada porque ellas entre sí conforman un todo.
Por lo general, y eso ocurre en Sincelejo, siempre dejan madera disponible para el cambio ante cualquier eventualidad y no falta la cuadrilla de puntilleros, que son hombres que aún en medio de la fiesta brava recorren la estructura para ajustar cualquier detalle.
La corraleja tanto en su montaje como lista para la fiesta, está rodeada de cuadrillas de hombres veteranos que se dedican a diversos oficios: cuadrilla de los que montan los soportes, las gradas, toriles, las caballerizas, los garrocheros, manteros, capoteros y muleteros, entre otros, que hacen de esta una gran fiesta brava.
Aunque en Sincelejo hace 5 años no se realizan las corralejas, en la Costa Caribe estas han continuado. En más de 200 poblaciones las realizan, pero ninguna es como la de Sincelejo y ahora que no está los honores se los lleva la de Planeta Rica por su emoción, historia y por las ganaderías propias, además de que allí confluye la incidencia de los paisas que también son amantes de la fiesta brava. Las del municipio de La Unión finalizaron hace 15 días y en 20 aproximadamente se inician las seis tardes de toros en Sincé que son ahora las más grandes de Sucre.
VIENE LA FIESTA DE SINCÉ
Por estos días en esta población de la subregión Sabana se construye esa corraleja en la Plaza de Toros El Socorro.
William Ramírez, empresario de corralejas y propietario de madera, dice que en la construcción tienen previsto demorarse 20 días. Es una estructura de 285 metros con un radio de 45 grados. Constará de 19 palcos, cada uno de ellos con 15 metros de frente y 10 gradas. Cada palco tiene 300 tablas de 3 metros, 130 listones, 84 patas, 202 escuadras, 27 varas de techo, 64 láminas de zinc, 25 cajas de clavos de 2 y media pulgada, 17 cajas de clavos de 4 pulgadas y un kilo de guasa.
La corraleja de Sincé tiene un aforo para 5 mil espectadores sentados y la madera utilizada es vara de humo, mangle, eucalipto, mango y zapata, que garantizan firmeza en su estructura.
Manuel Mendoza Villera, ha dedica do 14 de sus 52 años a la construcción de corralejas y lo hace con su cuadrilla que la integran 5 personas más.
Es de Barbacoa, corregimiento de Tuchín (Coratifica que lo primero que hacen para armar la estructura de madera son los huecos de los soportes que oscilan entre 1 metro y 80 centímetros de profundidad.
Leopoldo González es un corozalero que lleva 47 años construyendo corralejas, se inició en este oficio cuando apenas cumplía la mayoría de edad. Dice que lo primero que hace al llegar a un pueblo con su cuadrilla a construir la corraleja es encomendarse a Dios “para que las cosas nos salgan bien y no tener ningún tipo de accidente”.
Por su parte Francisco Díaz Jiménez lleva 38 de sus 65 años dedicados a este oficio.
Comenta que lo más difícil es la excavación de los huecos porque se encuentran con todo tipo de terrenos. Este trabajo lo realizan de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde.
Otro de los maestros en construcción de corralejas que nos encontramos en Sincé es Jairo González quien completa 30 años en este arte que le gustó desde niño y al que le imprime todo el amor posible.
Estos artesanos de una tradición querida por unos y rechazada por otros coinciden en afirmar que este es un trabajo de mucha responsabilidad.
*Con información de María Victoria Bustamante Fernández