Jairo Guzmán ingresando al apartamento del cual salió por última vez su hijo, mismo al que nunca regresó tras resultar herido en la explosión.
Jairo Guzmán ingresando al apartamento del cual salió por última vez su hijo, mismo al que nunca regresó tras resultar herido en la explosión.Jennifer Blanco y Cortesía
Historias

Encender la luz, el acto que llevó a la fatalidad a los Guzmán Serrano

Familiares, vecinos y amigos sienten profunda tristeza por la muerte de Eduard Guzmán, víctima de la explosión por una fuga de gas en Santa María. Todos pidieron la intervención de las autoridades debido a supuestas fallas en el servicio público.

Compartir en:
Por:

La familia Guzmán Serrano nunca pensó que al despertar esa mañana del 16 de noviembre sucedería un infortunio que les arrancaría el pilar de su vida.

Ver más: Ivana Knoll, la modelo que saca suspiros en Catar 2022

Una explosión dentro de su vivienda del barrio Santa María generada, al parecer, por una fuga de gas dejó inicialmente a cuatro miembros de su árbol genealógico heridos.

Fueron dos adultos y dos pequeños, quienes al final tuvieron que despedirse de Eduard, el jefe de la casa, a quien la ‘bomba de tiempo’ se lo llevó.

Para los residentes del sector el olor al combustible de uso doméstico había sido incesante en los últimos cuatro meses, tanto que se acostumbraron a este.

Los moradores comentaron que realizaron constantes llamadas a la empresa responsable, pero que al momento de hacer presencia mencionaban que la emanación provenía de una empresa de gas ubicada en el barrio Las Granjas, a la altura de la Circunvalar.

En la tarde del martes 15 de noviembre, Eduard Guzmán llegó de su trabajo como conductor en la empresa de Alumbrado Público de Barranquilla, y saludó, acostumbrado a esto, a su padre y a su madre, quienes residen en la misma casona de dos pisos que tiene cuatro apartamentos y en todos residen familiares del hombre.

Posteriormente, en horas de la noche, Geraldine Soto, vendedora de chuzos, colocó su pequeño puesto en la esquina, y comenzó a llover.

Es por esto que la mujer cruzó la acera y se instaló en la terraza de enfrente, la cual tenía techo.

Escampó y retornó a su lugar de trabajo habitual; sin embargo, encontró un pequeño charco de agua, pero este “burbujeaba”, allí el olor a gas estaba más concentrado, pero en ese momento nada pasó.

Olor a gas

En la madrugada del miércoles, Eduard, su esposa Vilma y sus dos hijos, una pequeña de 9 y un adolescente de 14, sintieron el olor a gas regado por todo el apartamento, por lo que el padre se dirigió hasta la cocina y cerró la llave, pero el olor también emanaba fuertemente del baño, lo que lo llevó a cerrar la puerta para que no saliera más.

Cinco de la mañana del mismo miércoles, el día de la tragedia. Como de costumbre, todos se levantaron para empezar su rutina diaria.

Guzmán se fue a bañar, abrió la llave de la regadera, mientras que Vilma, que estaba en la cocina, prendió un bombillo y se desató el terror.

Gritos, susto, escombros y heridas fue lo que quedó luego de ese fuerte estallido que causó conmoción en el barrio. “Yo vivo diagonal, y cuando escuché la explosión salí a la calle y vi a mi papá ayudándolos a salir”, dijo John Guzmán, hermano de Eduard.

Su padre, Jairo Guzmán, minutos antes del fatal hecho se encontraba tomando un café en la terraza de su morada, la cual se encuentra en la misma casona en la que sucedió la explosión.

“Cuando escuchamos la explosión mi esposa y yo pensamos que pudo haber sido que uno de los apartamentos de atrás se había desplomado, pero no fue así, ya cuando nos dimos cuenta que era al lado y fuimos a ver mi nuera nos abrió, y pensé que nada les había pasado porque no los vimos heridos, de hecho vi a mi hijo que se estaba colocando la toalla”.

Sin embargo, el rostro del hombre cambió por completo, cuando observó que la piel de sus dos nietos se estaba despellejando. “Nos dimos cuenta de que ellos se habían quemado porque los niños ya tenían la piel blanca”, agregó el progenitor.

Rápidamente la familia fue auxiliada y trasladada hasta el Paso Santa María; los galenos dieron la orden de remisión hasta la Clínica Adelita de Char, donde lamentablemente cuatro días después, en la madrugada del domingo 20 de noviembre, acabó el sendero de la vida para Eduard, quien lamentablemente falleció por la gravedad de las heridas.

Se supo que Gases del Caribe hizo presencia de manera inmediata, entraron a la vivienda y con un medidor de gas comenzaron a buscar la fuga.

“Midieron en la estufa y la manguera de la misma, pero no les arrojó nada. Fue en el lavamanos y en la tubería de este que se les activó, así como también en la tubería del lavamanos del baño”, detalló el hermano de la víctima.

Finalmente la descubrieron; estaba en la esquina de la casa. “Había un registro de alcantarilla y allí estaba un hueco y por allí fue donde comenzó a regarse el gas”, agregó John.

AL DÍA conoció que Vilma Serrano y sus hijos se encuentran fuera de peligro y evolucionan de buena manera.

“Gracias a Dios ellos están evolucionando demasiado bien. Los niños tienen bastantes quemaduras en varias extremidades, hasta en la cara, pero son leves, mientras que la mamá tiene lesiones en la espalda”, expresó el allegado.

Recuerdos

Destrozados se encuentran los familiares, amigos y vecinos de Eduard, quienes aún no comprenden cómo pudo ocurrir algo tan lamentable.

“Estamos muy triste por su pérdida, él era una persona alegre, feliz, siempre estaba con una sonrisa en la cara, lleno de vida y dedicado a su familia, estaba pendiente de mis papás, toda la gente del barrio lo quería y gente de otros barrios ha venido a preguntar por mi hermano”, dijo Jorge Guzmán, otro hermano del hoy occiso.

“Mi hijo era alegre con todo el mundo, no le gustaba el problema, no se metía con nadie, era muy calmado, no se sentaba a hablar con nosotros, pero siempre se asomaba por la ventana y nos preguntaba cómo estábamos o si algo nos faltaba”, expresó el padre en medio de lágrimas inconsolables.